La masificación del internet y la creación de las redes sociales han supuesto una mejora en la calidad de vida de millones de personas. Sin embargo, no todo es positivo, ya que estas herramientas que ayudan a acercarnos de forma virtual también han generado un nuevo tipo de hostigamiento.

El ciberacoso se ha masificado durante los últimos años y es una situación que puede generar grandes problemas emocionales para las víctimas. Pero, ¿desde qué punto la insistencia se convierte en acoso?

“El acoso se constituye cuando hay una persona que se siente ofendida. Tiene que ver cuando se cosifica un cuerpo o cuando se descalifica. Hay acoso cuando no hay consentimiento y cuando es algo sistemático”, explica el psicólogo Rodrigo Araneda a Página 7.

El ciberacoso puede ir desde mensajes insistentes que llegan a incomodar y que persisten a pesar de las negativas, hasta comentarios y mensajes ofensivos o de odio hacia una persona.

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Cifras y consecuencias

Según datos obtenidos de la fundación Katy Summer, en marzo de este año, un 49% de los participantes de su encuesta admiten haber sido acosados de forma virtual al menos una vez en lo que va del año, y un 88% declara haber sido amenazado por internet al menos una vez en el mismo período de tiempo.

“La paranoia es una de las repercusiones del ciberacoso”, afirma Araneda. “La persona queda en estado de hipervigilancia y eso genera estrés, e incluso hay quienes ni siquiera quieren levantarse, ya que ven el entorno como algo amenazante, sobre todo debido a los mensajes anónimos de odio, porque no se puede definir a quién se le tiene miedo y todo el ambiente queda infundido con eso”, agrega.

Otros problemas que genera el acoso son el aumento de síntomas depresivos o ideaciones suicidas y provocar síntomas sicosomáticos como dolores de cabeza y estómago o aumento o pérdida de apetito.

Por otro lado, un 18% de los encuestados por la fundación Katy Summer dicen haber cometido acoso los últimos tres meses una vez o más. De ellos, 73% son hombres.

Los acosadores, en general, tienen una educación masculina hegemónica, con problemas de control de los límites. Son personas que cosifican a los demás, que los ven como objetos que están para el goce de ellos y no como personas garantes de derechos que merecen respeto”, afirma el sicólogo.

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Prevenir el ciberacoso

Lo primero y más importante es identificar desde el origen los comportamientos que podrían constituir acoso cibernético: la insistencia a pesar de las negativas, la interacción excesiva en tus publicaciones de redes sociales o el envío de fotografías tipo selfies que no han sido solicitadas.

Por otro lado, es importante proteger la información personal, como tu dirección, lugar de trabajo o estudio, edad y número de teléfono. En algunas redes sociales puedes configurar la privacidad para que solo tus amigos vean ese tipo de información.

Si ya hay una persona que esté molestando por mensajes, se puede bloquear e informar a la plataforma de ese tipo de comportamiento.

También se pueden reportar comentarios, fotos o post inapropiados u ofensivos. Los sitios de redes sociales cuentan con estrategias para denunciar contenido que pudiera ser ciberacoso.

En caso de que la integridad física o sicológica esté en peligro, se puede acudir a la unidad de cibercrimen de la PDI para denunciar a la persona que está teniendo conductas abusivas a través de internet. Para ello, debes guardar capturas de pantalla de los mensajes violentos y describir detalladamente los hechos, incluyendo a las personas que creas que pueden estar involucradas.

Marco legal

Actualmente en Chile hay dos proyectos de ley que tipifican tres delitos cibernéticos: hostigamiento o stalking, cuya pena va desde los 61 días a los tres años de cárcel; hate porn o pornovenganza (revelación de contenido sexual sin el consentimiento de la persona involucrada), cuya pena va desde los tres a cinco años de cárcel, y el doxing, la difusión no consentida de imágenes o datos personales, con penas de hasta 541 días de cárcel.

Las conductas abusivas que al día de hoy son consideradas delito son las injurias y calumnias, sancionadas en los artículos 412 y 416 del código penal, o el bullying a través de la ley 20.536.