Los teléfonos móviles están por todas partes y cada día se venden miles de unidades más, lo que quiere decir que la contaminación ligada a esta multimillonaria industria también va aumentando a niveles preocupantes.

Hay diversas formas en que el celular que estás usando en este momento contamina , y ésta se multiplica si eres de quienes compra un aparato nuevo cada uno o dos años, una práctica muy común, y en ocasiones incluso considerada como “necesaria” dado el rápido deterioro que pueden sufrir los modelos más económicos.

A continuación, te contamos las principales formas en que tu dispositivo está contaminando y cómo puedes ayudar a cambiar esta situación.

Contienen materiales peligrosos

Los smartphones obviamente no son la única basura electrónica o eléctrica: en total, todo ese sector generó 50 millones de toneladas de residuos en 2018, lo que equivale a 4.500 torres Eiffel o a toda la superficie de la isla de Manhattan, informó la ONU. Esto incluye todo tipo de máquinas, desde tostadoras hasta computadores.

Sin embargo, los teléfonos están entre los más tóxicos porque, para su creación, se usan varias sustancias muy dañinas.

“Pueden contener metales preciosos como el oro, el cobre y el níquel, así como materiales raros de valor estratégico como el indio y el paladio. Para hacerse una idea, hasta 60 elementos de la tabla periódica pueden ser encontrados en un teléfono inteligente”, acota Naciones Unidas, incluyendo varios de la categoría de tierras raras.

Muchos de los metales que se hallan en su interior podrían ser recuperados y reutilizados… pero casi nadie los recicla, porque es difícil y costoso. “Un solo producto (electrónico) puede estar hecho de más de 1.000 sustancias diferentes”, detalla.

Ante la falta de sistemas de reciclaje, los aparatos viejos terminan en vertederos comunes y representan el 70% de los residuos peligrosos que se pueden hallar allí.

Gran gasto energético y huella de carbono

Además de los materiales en sí, hay otras variables a considerar cuando se trata de la fabricación de estos productos, como son la energía y el agua que se utiliza.

La huella de carbono que deja su producción ha crecido enormemente desde 2007, cuando se lanzó el primer iPhone, por lo que la contaminación en esta etapa inicial es la peor consecuencia de los smartphones.

Según un informe de la ONG de medio ambiente Greenpeace, la fabricación de teléfonos inteligentes en la década entre 2007 y 2017 usó 968 TWh de energía eléctrica.

En palabras simples, eso equivale a toda la electricidad que necesitó la India para funcionar en 2014 (973 TWh), y estamos hablando de uno de los países más industrializados del mundo, con más de mil millones de habitantes.

Además, se usa una gran cantidad de combustibles fósiles para fabricarlos.

“La gran mayoría de la producción de smartphones –tanto en manufactura de los componentes como en ensamblaje- ocurre en Asia. Sólo China abarca el 57% de las exportaciones globales de teléfonos. En China, la energía que se usa para hacer funcionar las plantas viene de una red de electricidad dominada por el carbón en un 67%, un factor clave que está incrementando la huella de carbono de los dispositivos electrónicos, lo que, a su vez, contribuye al calentamiento global”, explica Greenpeace.

Contaminación del agua

No sólo se usa una gran cantidad de agua para fabricar los dispositivos, sino que todo el proceso productivo tiene el potencial de contaminar el agua que nosotros mismos tomamos.

Esto empieza desde la extracción de la materia prima, es decir, los metales y las tierras raras, procesos que tienen un impacto considerable en el medio ambiente, y que puede contaminar el aire y las fuentes de agua cercanas.

La agencia de noticias alemana Deutsche Welle apunta que “sin una fiscalización apropiada, estos componentes tóxicos pueden contaminar el agua subterránea, filtrarse en valles y afluentes y dañar el suelo, plantas y animales, y amenazar la salud de la población humana”.

En el caso de la fabricación de las piezas y el ensamblaje de los celulares, se utilizan alrededor de 240 galones de agua por cada teléfono, lo que equivale a unos 908 litros, reporta la plataforma medioambiental Water Footprint.

¿Qué puedes hacer para reducir la contaminación?

Es indispensable tener un smartphone actualmente, por lo que es muy importante que las compañías inviertan para lograr una manufactura más limpia y con menor huella de carbono. Mientras tanto, tú también puedes dar pequeños pasos para contribuir a una menor escala.

Lo primero es intentar usar tu celular por el mayor tiempo posible. Si en lugar de renovarlo cada año, lo cambias cada dos o tres años, ya estás ayudando a disminuir la contaminación.

Si de todos modos necesitas renovar tu dispositivo, intenta regalar el antiguo a una persona que no tenga smartphone o llevarlo a algún centro de reciclaje. Por último, trata de guardarlo para emergencias en vez de tirarlo a la basura.

Y cuando compres uno nuevo, prefiere los celulares reacondicionados, que son equipos casi nuevos que han sido reparados por las compañías telefónicas y puestos a la venta a un precio mucho menor al original. De esta forma, estarás ahorrando dinero y, a la vez, contribuyendo a disminuir la basura electrónica, pues de otro modo esos equipos, que están casi en perfecto estado, terminarían en un vertedero.

Esta opción es especialmente conveniente para quienes deseen un teléfono de gama alta, como un iPhone reacondicionado, porque permite acceder a ellos pagando mucho menos.