El género de terror es sin duda uno de los más exitosos en el mundo cinematográfico. Por ese motivo, no es extraño que la producciones de zombies, asesinos en serie o fantasmas, alcancen rápidamente la taquilla en la cartelera.

Al parecer la gente disfruta experimentando esa tensión que las hace saltar de sus asientos. Pero, ¿por qué ciertas películas nos aterran más que otras?

Según explica el doctor en psicología Ronald Riggio al sitio especializado Psychology Today, las películas de terror juegan con nuestros mayores miedos y fobias.

En otras palabras, se trata de un conjunto de elementos visuales y sonoros, que a algunas personas les provocan determinadas emociones de espanto.

Miedo a la muerte y al desmembramiento

Morir es el miedo máximo, tanto existencial como psicológicamente. No es realmente una película de terror si no matan a la gente”, plantea el especialista.

En este contexto, un reciente estudio publicado en la revista científica Society, reveló que aquellos que le tenían miedo a la muerte, presentaban más probabilidades de tener síntomas prolongados de dolor después de perder a un ser querido, en comparación con aquellos que la habían aceptado.

De igual forma, Riggio plantea que las escenas de desmembramientos implican que el espectador sienta la pérdida de una parte del “yo”.

“La popularidad (y el horror) de las películas de Saw, conocido también como El Juego del Miedo, implica el autodesmembramiento como la única forma de escapar de la muerte“, reflexiona.

La oscuridad y las fobias

Si de factores de terror se habla, el miedo a la oscuridad marcó la infancia de muchas personas. Incluso hay quienes todavía duermen con la luz encendida.

Las serpientes, arañas, ratas y otras cosas que se arrastran dan miedo en sí mismas, pero cuando tocan la piel, en la oscuridad, amplifican esta fobia“, explica sobre otro de los miedos que están presentes en el diario vivir, pero que se agudizan cuando los vemos en pantalla.

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Personajes desfigurados

Muchas películas de terror presentan a antagonistas “grotescamente” desfigurados. Es el caso de Frankenstein, Leatherface de Masacre en Texas o Samara de El Aro.

“Los estudios en el desarrollo temprano han encontrado que los bebés pequeños reaccionan con miedo a rostros asimétricos o desordenados”, precisa sobre el origen de este tipo de terror.

Suspenso y música

Cuando se habla de suspenso, las cintas de Alfred Hitchcock, como Psicosis, destacan por la atmosfera de tensión que generan en el espectador.

“El suspenso implica crear anticipación de que sucederá algo malo, pero sin saber cuándo ocurrirá. Algunas de las escenas de películas de terror más impactantes crean anticipación, pero luego violan las expectativas de la audiencia (por ejemplo, el héroe muere; el asesino es el que la audiencia menos espera, etc.)”, indica Riggio.

Generalmente este factor va acompañado de música espeluznante, que tiene la capacidad de crear estados de ánimo y apelar a tus emociones.

Un estudio compartido por la revista Times, reveló que existe una conexión entre la música de las películas de terror y los chillidos de animales jóvenes asustados.

Daniel Blumstein, experto en esta temática, descubrió que las partituras de terror usaban muchos de esos sonidos, y en películas como El resplandor, incluso empleaban grabaciones de gritos de animales.

De ese modo, cuando escuches la banda sonora de una cinta de horror, debes saber que “están reproduciendo tus emociones más profundas arraigadas biológicamente”.

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Miedo a lo inusual

“Sabemos que los niños pequeños a menudo le tienen miedo a las cosas que son diferentes o inusuales (como una cara desfigurada)”, indica el psicólogo.

Sin embargo, es común que en las películas de este género se tome algo que normalmente no da miedo (por ejemplo una muñeca, un niño o un payaso) y lo conviertan en un objeto temido. Recordado es el caso de Chuky, Anabelle o Pennywise de It.

“En otras palabras, hacen que lo habitual sea inusual. Esto puede explicar el creciente número de personas que confiesan tenerle miedo a los payasos y muñecos”, concluye.