El 26 de abril de 1986 se produjo el peor accidente nuclear de la historia en el actual norte de Ucrania, que en ese momento pertenecía a la Unión Soviética durante la Guerra Fría. El cuarto reactor de la Central Nuclear de Chernóbil explotó durante una prueba de corte eléctrico, generando innumerables consecuencias.

Dos años antes, en México ocurrió la mayor tragedia nuclear del continente americano, conocido como el incidente del cobalto-60 en Ciudad Juárez, al norte del país.

Aunque no tiene similitud con la explosión de un reactor, se le ha llamado el “Chernóbil mexicano” por el alcance de contaminación que generó en México, lo cual provoca comparaciones con aquel desastre.

“El accidente de Juárez fue el mayor de América por el área afectada y los desechos que se generaron”, explicó a Verne Epifanio Cruz, investigador del Centro de Ciencias Nucleares de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

El origen

El incidente tuvo su génesis en 1977 en una bodega del Centro Médico de Especialidades de Ciudad Juárez, tras adquirir, sin los permisos necesarios, una máquina de radioterapia equipada con una bomba de cobalto-60.

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CNSNS | El corazón de la bomba de cobalto que fue perforado por los trabajadores

“Se trata de un material radiactivo que se produce en reactores y que se usa para aplicaciones de física médica, para terapias con radiación. Hoy los hospitales siguen usando cobalto-60 para pacientes con cáncer“, explicó a BBC Guillermo Espinosa, físico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

El hospital privado nunca tuvo el personal capacitado para usarla, por lo que la máquina fue almacenada indefinidamente en un espacio de la clínica en la que “no se cumplían los requisitos mínimos” de seguridad, según la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias (CNSNS).

Vendida como chatarra

Pasaron seis años, hasta que en diciembre de 1983 Vicente Sotelo, trabajador de mantenimiento del hospital y su amigo Ricardo Hernández, decidieron venderla como chatarra.

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CNSNS | Imagen del Yonke Fénix donde vendieron la bomba de cobalto-60

Vicente y Ricardo desmontaron el cabezal de la unidad y extrajeron un cilindro en cuyo interior se encontraba el material radioactivo. Los hombres lo subieron a una camioneta y lo llevaron a un local de compra-venta de chatarra llamado Yonke Fénix, al sur de Ciudad Juárez, donde lo vendieron.

En el camino, la camioneta fue esparciendo el material radiactivo por toda la ciudad. El cilindro contenía 6.000 gránulos o “pellets” de cobalto-60 y una cantidad indefinida de ellos quedaron regados en Yonke Fénix y en el propio vehículo usado para la operación.

El problema fue que el cobalto-60 se mezcló con el resto de la chatarra que se vendió a varias empresas fundidoras de la zona, entre ellas, Aceros de Chihuahua S.A. (Achisa) y la maquiladora Falcón de Juárez S.A.

Así, miles de toneladas de varilla de construcción quedaron contaminadas con cobalto-60 y este material fue comercializado en 17 de los 32 estados de México y se exportó también a Estados Unidos.

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CNSNS | Labores de medición de radiación y recuperación de los balines de cobalto

La alerta

El 16 de enero de 1984 las alarmas del Laboratorio Nacional de Los Álamos, en Nuevo México (Estados Unidos), el mismo donde se creó la primera bomba atómica, detectaron un camión que transportaba varilla mexicana.

Estados Unidos emitió una alerta a México, pero fue hasta 10 días después que se pudo encontrar a una de las principales fuentes de contaminación: la camioneta en la que se habían trasladado las piezas del aparato.

El vehículo fue localizado en la colonia Altavista, una de las zonas más pobres de Ciudad Juárez, donde había quedado parada durante semanas porque le habían robado la batería.

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CNSNS | En un espacio desértico conocido como “La Pedrera” fue excavado el cementerio de desechos

Consecuencias

Se estima que unas 4.000 personas tuvieron algún grado de exposición. Sin embargo, hasta la actualidad no hay certeza de cuántas víctimas con padecimientos a largo plazo dejó el incidente, además de que no hubo un seguimiento de las autoridades sanitarias sobre las personas más expuestas.

“Al menos 23 personas, trabajadores del Yonke Fénix, sufrieron oligospermia (escasa cantidad de espermatozoides en el semen) y azoospermia (inadecuada producción de esperma) después de estar en contacto con la radiación”, dijo Epifanio Cruz al citado medio.

“El que ayudó a transportar la fuente a la fábrica sufrió quemaduras en las manos y tres trabajadores más presentaron leucopenia (nivel bajo de glóbulos blancos)”, agrega el investigador de la UNAM.

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CNSNS | La camioneta manejada por Sotelo fue enterrada en el tiradero construido

Las autoridades dieron seguimiento a 10 casos de personas que estuvieron en contacto con la contaminación, de ahí resolvieron que no existía daño severo a corto plazo pero que no se podían descartar futuros problemas biológicos.

Finalmente, los desechos se enterraron en un paraje desértico del sur de Ciudad Juárez llamado “La Pedrera”. Todo fue sepultado entre concreto para neutralizar su efecto nocivo.