Sin duda, a muchas personas les gustaría volver a la infancia y llevar una vida sin preocupaciones. Sin embargo, hay quienes se han tomado en serio ese deseo, y en su adultez se comportan como bebés.

Se trata de la autonepiofilia o “infantilismo parafílico”, donde el individuo presenta la necesidad de vestirse con ropa de bebé, pañales, chupetes, etc. Esto con la intención de ser tratado por los demás como un menor de edad.

Aunque no lo creas, este tipo de parafilia se ha presentado como una alternativa de vida en muchos países occidentales, entre los que destacan Estados Unidos, Australia, Inglaterra y Alemania .

Se calcula que 1 de cada 1.000 personas ha vuelto a su infancia. Incluso, en el documental británico 15 Stone-Babies se especifica que existen entre 200.000 y 500.000 bebés adultos en Reino Unido.

Según señala la revista de artículos científicos EcuRed, quienes presentan autonepiofilia tienen en promedio 38 años de edad, un empleo estable, y por lo general están casados o en una relación amorosa.

No obstante, hay pocos estudios de infantilistas que relacionen a las mujeres con este tipo de parafilia. Por lo general, suelen ser hombres heterosexuales.

Cabe señalar que las personas que sufren esta parafilia no sienten inclinación sexual hacia los niños, solo disfrutan vistiéndose y comportándose como bebés, advierte un artículo de la revista Muy Interesante.

Pañales y cuidadores

No todas las personas que padecen el síndrome del “bebé adulto” presentan los mismos comportamientos. Por ejemplo, hay personas que usan pañales, pero no actúan como niños.

Asimismo, algunos utilizan este tipo de ropa como una forma de imponer la sumisión y estimulación erótica en el encuentro sexual con su pareja.

De igual forma, los “bebés adultos” pueden participar en juegos de rol con sus “cuidadores”.

Es decir, la pareja asume el rol maternal, bañando, cambiándole el pañal y posteriormente acostándolo en la cama con su mamadera, entre otras acciones. “También pueden simular la lactancia con un socio dispuesto”, precisa el sitio especializado.

Esta parafilia tiene tantos adeptos que es frecuente que se formen círculos sociales de autonepiofílicos para compartir experiencias.

Las personas con este tipo de síndrome no creen que requieran tratamiento psicológico, por lo que existe muy poca investigación al respecto.

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¿Hay tratamiento?

De acuerdo a uno de los primeros estudios realizados por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, “el síndrome del bebé adulto” es todavía una entidad nueva para los especialistas y , “sin duda, existen variaciones dentro de ella”.

“Incluso, un número significativo de hombres de mediana edad buscan ser dominados para que los ‘castiguen’. El deseo de ser tratado como un bebé es probablemente una condición del espectro que tiene muchas manifestaciones que involucran a hombres, mujeres, heterosexuales, bisexuales y homosexuales”, precisan las doctoras en psiquiatría Jennifer E. Pate, MD y Glen O. Gabbard.

Las especialistas reflexionan que, como ocurre con todos los trastornos parafílicos, el tratamiento es un desafío “porque rara vez hay suficiente motivación para que los pacientes cambien”.

“Este síndrome pasa por debajo del radar de los diagnósticos psiquiátricos, porque las personas que desean vestirse como bebés rara vez se ven a sí mismas como pacientes que necesitan tratamiento“, plantean las expertas en el estudio.

El caso de Damien Turner

En septiembre de 2020, se dio a conocer el caso del estadounidense Damien Turner, quien a sus 28 años decidió llevar una vida de bebé y usar pañales todo el día.

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Según contó en entrevista con el diario electrónico Metro, su estilo de vida provoca que la gente lo acuse de “ser infantil”, e incluso ha perdido amistades por eso.

“Siempre he querido hacerlo, desde que era un niño. Desde los 16 comencé a llevarlos de manera permanente, incluso les mentí a mis padres diciéndoles que tenía un problema de incontinencia y tenía que llevarlos. Al final, les dije la verdad. A ellos no les importa”, confesó.

No obstante, esto ha sido un impedimento para encontrar empleo. “Tener trabajo es duro. Estoy constantemente encontrando y yéndome de trabajos. A veces mis jefes encuentran mis fotos en Internet, o simplemente no pueden entender que lleve un pañal”, concluyó.