De seguro más de alguna vez, cuando atravesabas por un momento de reflexión, te dijiste: “Si tan solo… no hubiese hecho o dicho tal cosa”.

Según la psicología, debemos descartar completamente utilizar esa frase, ya que podría provocarnos demasiado remordimiento o ser un mecanismo para desviar o desplazar la responsabilidad.

“Algunos de nosotros usamos esa expresión (si tan solo) y habitamos esa actitud cuando las cosas no salen como esperamos“, reflexionó la doctora en Psicología Peg O’Connor, en una columna del sitio especializado Psychology Today.

En este contexto, la especialista apunta a que podemos crear una lista larguísima de cosas que, “si hubieran salido diferentes”, en la actualidad estaríamos disfrutando de sus resultados.

Esa frase es el spandex (tela elástica) de la racionalización. Puede estirarse tan lejos como nos haga falta, con el fin de abarcar todas las consideraciones que queremos incluir“, complementa O’Connor.

Como se mencionaba anteriormente, el peligro de utilizar el “si tan solo”, es que podría provocar demasiados remordimientos o funcionar para desviar o desplazar la responsabilidad de algunas personas.

En ocasiones, esa frase puede vincularse con las acciones de un sujeto en su pasado o con las de alguien más. “O podría relacionarse con consideraciones que están muy por fuera de nuestro control. Un ‘si tan solo’ podría estar acompañado de remordimiento o resignación, o podría coexistir con acusaciones o desafíos“, agrega.

Contexto | Pexels
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Los diferentes escenarios del “Si tan solo”

Para entender mejor la dinámica de esta frase, la especialista plantea algunos ejemplos. “Consideremos a una mujer cuya aspiración profesional es convertirse en contadora. Estudia todo lo necesario y trabaja media jornada. Aprueba todos sus exámenes. Pero, también tiene un esposo y un hijo. Su ingreso actual no es suficiente para una niñera, así que deciden que tiene más sentido económicamente que ella se quede en casa, al menos ‘por ahora'”, propone. Sin embargo, aquello que parecía momentáneo, se convirtió en 15 años.

Considerando el caso anterior, tal vez esa persona se repita constantemente: “Yo sería contadora, si tan solo no hubiera tomado la decisión de quedarme en casa cuidando a mi hijo”.

En este caso, el “si tan solo” está vinculado a una decisión que más tarde se convirtió en el depósito de su remordimiento.

“Mientras que tal vez le encantó ser una mamá de tiempo completo, también lamenta la pérdida de su meta profesional. Y mientras más lejano esté el sueño de su realidad, más grande será su remordimiento“, explica O’Connor.

Para evadir responsabilidades

En un caso contrario al anterior, esta frase también puede utilizarse para evadir la responsabilidad de ciertas conductas. “Un alcohólico activo podría decirle a su pareja: ‘Si tan solo no fueras tan necesitada emocionalmente como para arrojarme todo a mí. Beber es la única manera en la que puedo escapar de ti y de tu necesidad excesiva. Si tan solo tuvieras una vida, no bebería’”, ejemplifica.

De ese modo, alguien podría decirse a sí mismo que realmente no es el autor de esas acciones, porque otra persona lo hizo beber, o “explotar”, etc.

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También podría tener un rol positivo

No obstante, en algunos casos el “si tan solo” puede tener un rol positivo. En este contexto, la especialista señala que esa frase puede alertarnos sobre algo que perdimos o nos conformamos, lo que podría llevarnos a experimentar remordimiento.

“El remordimiento en la vida es inevitable y, en algunos casos, saludable. Si hemos seguido un camino que lamentamos, eso podría incitarnos a elegir de manera distinta en el futuro (…) La mujer que quería ser una contadora podría incluso decidir perseguir esa meta ahora”, plantea.

Considerando esa reflexión, el desafío es mantener la idea en una perspectiva y alcance adecuado. Un mundo de “si tan solo” es lo que los filósofos llamarían contrafactual. Es decir, un plano imaginario o posible que difiera del mundo real, en el que las cosas son diferentes de cómo son realmente en los hechos.

Finalmente, advierte que un individuo que vive en un mundo sustentado por el “si tan solo”, se enfrenta a un riesgo considerable en su estabilidad emocional. “Llevado a niveles más extremos, esa actitud evita que una persona viva su vida real y, en su lugar, lo ata a un futuro que podría nunca ocurrir“, concluye.