La forma en que nos comunicamos con bebés y niños pequeños tiene una característica muy particular. Usualmente la voz se vuelve más aguda y tanto la entonación como la velocidad cambia.

Es una práctica que enternece —aunque a algunos les causa risa— pero lo cierto es que es muy útil a la hora de reforzar el desarrollo del lenguaje de los más pequeños. De hecho, esta forma de expresarnos tiene un nombre: madresía.

Denisse González, directora de la carrera de Fonoaudiología de la Universidad de Las Américas (UDLA) de Viña del Mar, señaló a Página 7 que la madresía “es una estrategia que se utiliza en la estimulación del habla infantil”.

Se trata de un proceso natural que se genera en la relación entre madre e hijo, el que consiste en simplificar la estructura gramatical de las oraciones, algo que coloquialmente se podría llamar un lenguaje más “aguaguado”.

“Se realiza una adaptación pragmática y prosódica del lenguaje. Se da mayor énfasis, se usan tonos más altos y se repiten las mismas palabras que el niño produce”, explicó la especialista.

Madresía: cómo la forma tierna de hablarle a bebés y niños puede ayudar a su desarrollo del lenguaje
Pexels (CC)

De esta forma, la madresía otorga mayor estimulación al desarrollo del habla de los pequeños. Lo que se busca es que ellos comprendan el mensaje y que se genere un diálogo.

“Por ejemplo, cuando un niño está jugando con un auto uno podría decir: ‘¿Qué tienes ahí? ¿Qué es? ¡Oh, es tu auto! ¡Ay, qué lindo tu auto! ¿Me lo prestas? Muchas gracias ¿Juguemos con el auto?'”, comentó.

“Allí el referente léxico es la palabra ‘auto’. Quizás el niño le dice ‘papu’ o de muchas maneras, incluso lo puede nombrar como un sonido. Lo que se quiere es que logre llegar a la palabra ‘auto'”, agregó.

¿Hasta qué edad es bueno usar la madresía?

De acuerdo a Denisse González, la madresía es muy efectiva cuando se realiza en base a interrogativos, énfasis y reforzamiento positivo. Pero no hay que abusar de esta técnica.

El fin de esta forma de comunicación es potenciar el desarrollo del lenguaje, por lo que si se aplica madresía a niñas y niños que tienen mayores capacidades, esta se transforma en una limitación.

Por lo mismo, González recomendó que se utilice entre el año y los dos años y medio, cuando están en pleno desarrollo de frases.

“Cuando los niños comienzan a dar respuestas más complejas, los adultos deben ponerse al día (…) Si me estoy dirigiendo de una forma simplista a una niña más grande, estoy limitando su capacidad de desarrollo”, concluyó.