Cuando se dirigía a su trabajo, la vida de Gemma Holmes sufrió un inesperado vuelco. La mujer fue víctima de un terrible accidente automovilístico cuando solo tenía cuatro semanas de embarazo y entró en un coma inducido.

Gemma sufrió complejas lesiones en la espalda e incluso perdió todos los recuerdos de los tres últimos años de su vida, según consigna el diario electrónico Mirror.

En ese entonces, los médicos señalaron que la británica de 33 años tenía pocas probabilidades de recuperarse. Como si fuera poco, le informaron a sus padres que la mujer tenía 11 semanas de embarazo.

Afortunadamente la oriunda Trowbridge, Wiltshire, despertó del coma 3 meses después. “Abrí lo ojos y me dijeron: ‘Estás en el hospital, has tenido un accidente realmente grave, tienes daño cerebral, un pulmón perforado, te has roto demasiados huesos y nunca volverás a caminar“, relató en el podcast Real Fix.

SWNS
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“Despertar para que me digan: ‘Has pasado por todo esto, has muerto, pero todavía estás embarazada‘ es como: ‘Dios mío, ¿cómo es posible?‘”, admitió sobre aquel momento que jamás olvidará.

No obstante, los especialistas le advirtieron que tenía una semana para decidir si quería tener al bebé. “Les dije: ‘De ninguna manera, por supuesto que me quedaré con él. ¿Estás bromeando?'”, indicó.

Estaba emocionada. No podía esperar para conocerlo. Me pateó un montón para hacerme saber que estaba ahí (…) Morí dos veces, pero él todavía está vivo dentro de mí, no lo entiendo”, reflexionó Gemma.

Superó las adversidades

A pesar del complejo panorama, la mujer desafió todas las complicaciones y dio a luz a su hijo, quien actualmente tiene de siete años.

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Si bien los médicos le dijeron que no podría volver a caminar, Gemma aprendió a dar sus primeros pasos junto a su bebé. “Me siento tan afortunada de tener a mi pequeño e increíble hijo”, admitió.

“Los médicos dijeron que no tenía muchas posibilidades de lograrlo, pero salí adelante y demostré que todos estaban equivocados“, expresó finalmente.