Puede que conozcas a alguien que a pesar de no estar enamorado, sigue en su relación de pareja. Pero ¿por qué deciden quedarse y no terminar? 

En ese contexto, la psicóloga de la Universidad de Utah, Samantha Joel y sus colegas, intentaron responder la interrogante, en un reciente estudio publicado en el Journal of Personality and Social Psychology.

De ese modo, reclutaron a casi 4 mil personas comprometidas, pero que estaban pensando en dejar a su pareja para irse a estudiar a otro país. Los participantes completaron una larga encuesta que evaluó sus sentimientos.

Para el estudio, los investigadores tomaron en cuenta la teoría de la interdependencia, propuesta por primera vez por los psicólogos Harold Kelley y John Thibaut en 1959.

De acuerdo a lo planteado por los expertos, las personas “permanecen mientras los beneficios superen los costos, y se van cuando los costos superan los beneficios”.

Lo que las personas consideran

En particular, el modelo plantea tres factores que las personas consideran cuando se enfrentan a la decisión de quedarse o irse.

La “satisfacción de la relación” es el primer factor. Esto se refiere a la sensación general de que los beneficios superan los costos. “Mientras estés satisfecho con tu pareja, te quedarás”, explica el doctor en Psicología David Ludden, en una columna del sitio especializado Psychology Today.

El segundo factor son las inversiones, es decir los activos tangibles e intangibles que has contribuido a la relación. Por ejemplo, “cuanto más tiempo ha estado casada una pareja, menos probable es que vaya a divorciarse”, precisa.

“En parte se debe a inversiones como una casa, niños, amistades, etc, que se perderían o interrumpirían si se rompiera la relación”, complementa el psicólogo. Además, las personas consideran el tiempo que han pasado juntos, experiencias emocionales compartidas, entre otros.

El último factor es la calidad de las alternativas. Se refiere a cuando las personas dejan las relaciones, y creen que no podrán encontrar a alguien mejor que su pareja actual.

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Por miedo a dañar al otro

Por otra parte, el psicólogo señala que otra de los factores, es cuando se toman en cuenta los sentimientos de la otra persona. “A menudo sacrificamos nuestros propios beneficios por su bien”, precisa.

“Como era de esperar, la dependencia de la pareja también fue un factor importante en estos casos, pero solo si la persona tenía una gran fortaleza comunal“, añade sobre las conclusiones. Es decir, a las personas les resulta difícil dejar esa relación por temor a hacerle daño a su pareja.

Finalmente, el especialista enfatiza en que las conversaciones sobre terminar una relación o no, son extremadamente difíciles, “pero sin una discusión abierta y honesta, ambos tendrán que lidiar con la miseria de fingir indefinidamente”.

Después de una conversación sincera, la pareja puede decidir mutuamente que es el momento de terminar. “Y ¿quién sabe? Eso podría ayudarlas a entender el valor de su relación y comenzar a mejorarla”, concluye.