Dos nuevas investigaciones, una realizada en al Universidad de New York y otra en el Instituto Alan Turing en el Reino Unido, demuestran que el COVID-19 se ha vuelto menos mortal entre los pacientes hospitalizados por el virus.

En concreto, la mortalidad entre los casos positivos se redujo en un 18%. Es decir, si algunas personas tenían un 25,6% de probabilidades de morir en el comienzo de la pandemia, ahora las posibilidades son de un 7,6%.

La Dra. Leonora Horwitz, autora del estudio de la Universidad de New York, explicó que “encontramos que la tasa de mortalidad ha disminuido sustancialmente”, tras analizar a 5.000 pacientes entre marzo y agosto de 2020.

Si bien esto representa una evidente mejoría, un 7,6% de probabilidades es un alto riesgo, aseguró Horwitz, es que para ella y los otros investigadores del estudio el coronavirus todavía sigue siendo peligroso.

La tasa de mortalidad sigue siendo superior a la de muchas enfermedades infecciosas, incluida la gripe. Todavía tiene el potencial de ser muy dañino en términos de consecuencias a lo largo plazo para muchas personas”, dijo la investigadora.

Por su parte, Bilal Mateen, autor del estudio de Reino Unido que analizó los casos COVID-19 de 21 mil personas, también encontró una caída de hasta un 20% en la tasa de mortalidad, sobre todo en jóvenes.

“Claramente, ha sucedido algo que ha mejorado el riesgo de las personas que entran en estos entornos con COVID-19”, dijo Mateen.

¿A qué se debe esta baja en mortalidad?

Para los investigadores tiene que ver con diversos factores, donde la mayoría sale del control de los médicos, como el uso de mascarillas -que ya ha demostrado que disminuye la “gravedad” del contagio- y la mantención de los hospitales por debajo de su capacidad máxima.

Es que cuando los casos aumentan y los hospitales se llena, “el personal se agota, se cometen errores, no es culpa de nadie, es que el sistema no está construido para operar cerca del 100%“, argumenta Mateen.

En tanto, Horwitz indicó que esta caída se debe a que “las personas que están siendo hospitalizadas ahora tienden a ser mucho más jóvenes, tienden a tener menos otras enfermedades y tienden a ser menos frágiles que las personas que fueron hospitalizadas en los primeros días de la pandemia”.