Múltiples estudios han evidenciado los beneficios que la actividad sexual puede traer para tu cuerpo. En este contexto, es necesario destacar aquellos relacionados con el cerebro y la prevención del Alzheimer

Una investigación realizado por el Departamento de Psicología de la Universidad de Maryland, Estados Unidos, demostró que la actividad sexual restaura el declive que se produce con la edad.

Es decir, el sexo puede ser beneficioso para la neurogénesis (nacimiento de nuevas neuronas) y las funciones del hipocampo (regular el estímulo, emoción, aprendiendo, y de la memoria).

Cabe señalar que una disminución en la formación de nuevas neuronas, está relacionada con el deterioro del hipocampo, una de las áreas del cerebro donde se originan los primeros daños que causa el Alzheimer.

Los investigadores de Maryland descubrieron que la actividad sexual en ratas adultas, mejoró el rendimiento mental, la función cognitiva, y aumentó la producción de nuevas neuronas en el hipocampo, donde se forman los recuerdos episódicos.

“La interacción sexual podría ser útil para amortiguar la neurogénesis del hipocampo adulto y la función de la memoria de reconocimiento, contra las acciones supresoras del estrés crónico“, especificaron.

“La experiencia sexual aumentó el número de neuronas recién generadas en exposiciones únicas y repetidas en ratas de mediana edad. Después de una exposición continua a largo plazo a la experiencia sexual, se mejoró la función cognitiva“, precisaron.

Actividad sexual y funciones conginitivas

“Algunos estudios poblacionales han evidenciado una asociación entre la existencia de actividad sexual y un mejor rendimiento en determinadas funciones cognitivas (como la memoria y funciones ejecutivas)”, asegura la neuróloga Cristina Fernández, a la revista Elle, tomando en cuenta los resultados del estudio.

En este contexto, destaca que se han investigado distintas teorías para intentar determinar si existe una relación. “Se plantea la posibilidad de influencia en el sistema nervioso central de hormonas sexuales como la testosterona o la oxitocina y la alteración de diversos neurotransmisores (por ejemplo la relación de la dopamina y la actividad sexual)”, detalla finalmente sobre los hallazgos.