Juanita Millaqueo tiene 34 años y seis meses de embarazo, por lo que intentó a toda costa protegerse del coronavirus. Lamentablemente no lo consiguió y en junio comenzó a sentir los primeros síntomas del COVID-19.

“Me sentía resfriada, por lo que fui a una clínica del sector. El doctor que me atendió me dijo que no debía preocuparme, pero con las horas me empecé a sentir peor”, contó su testimonio en el blog de Clínica Las Condes, donde ahora está siendo tratada y recuperándose.

Horas después su condición empeoró: tenía neumonía en ambos pulmones, por lo que le pusieron oxígeno y le realizaron el examen de PCR, en una hospital en San Bernardo, todo mientras Marco, su esposo, vivía con angustia por no tener noticias de ella.

A la mañana siguiente me dijeron que tenía COVID-19 y se me vino el mundo abajo. El hospital estaba a tope, no había camas, así que Juanita se quedó en el hospital, pero en la camilla de la ambulancia”, contó el hombre.

Fue ahí cuando los médicos analizaban un traslado debido a su delicado cuadro, pero mientras tanto la pusieron en posición decúbito prono para que pudiera respirar mejor. “No podía acostarme boca abajo por mi embarazo, pero lo intentamos de lado para mejorar. Fueron horas muy angustiantes”, dice la afectada.

Perdió la conciencia

A pesar de los esfuerzos de los especialistas, Juanita perdió la conciencia y estuvo así 20 días. En dicho proceso fue intubada, para luego ser llevada a la Clínica Las Condes, donde fue conectada a un ventilador mecánico.

“Llegó con una insuficiencia respiratoria grave y en el límite de la viabilidad fetal, donde no había posibilidades de que la guagüita sobreviviera fuera del útero, por lo que había que hacer un gran esfuerzo para que ambos salieran adelante”, explica Rogelio González, ginecólogo obstetra del mencionado centro de salud.

“Lo más complejo era el compromiso respiratorio que tenía, porque podía desencadenar contracciones y parto prematuro (…) Hubo que tomar decisiones y optamos por no interrumpir el embarazo“, agrega el especialista.

Cuando finalmente Juanita recuperó la conciencia, no entendía qué había pasado. “Desperté muy asustada y perdida”, contó la mujer que tuvo que aprender a comer y hablar nuevamente, aunque su recuperación fue bastante rápida.

Ojalá la gente entienda que esto no es un juego. Uno cree que nunca le va a pasar, pero pasa, se sufre mucho y hace sufrir a los que más quieres”, cerró su dramático testimonio.