Los astronautas están propensos a gran cantidad de riesgos, cualquier error podría causar un destino fatal. Además la exploración fuera de nuestro planeta, expone un panorama desconocido para todos.

A inicios de este 2020 un artículo realizado sobre el estudio “Trombosis venosa durante el vuelo espacial”, dio a conocer un caso inédito de la medicina fuera de la atmósfera terrestre.

La investigación fue publicada en New England Journal of Medicine, y detalló el problema de uno de los tripulantes de la Estación Espacial Internacional que orbita a 200 millas. Hasta la fecha no se ha revelado la identidad de los 11 miembros que fueron evaluados.

El afectado llevaba dos meses en una misión de seis meses cuando sorpresivamente descubrió el coágulo. El hallazgo se logró durante la ejecución de unos ultrasonidos para uno de los experimentos de los fluidos corporales en gravedad cero.

Al percatarse del problema, la NASA decidió consultar con el doctor Stephan Moll, experto en la materia de la Universidad de Carolina del Norte, a quien le pidieron un tratamiento, ya que no existía un protocolo establecido.

Su primera solicitud a la agencia espacial era la posibilidad de examinar al paciente él mismo: “La NASA me dijo que no podían llevarme al espacio lo suficientemente rápido, así que procedí con el proceso de evaluación y tratamiento desde aquí en Chapel Hill. Sabiendo que no hay salas de emergencia en el espacio, tuvimos que sopesar nuestras opciones con mucho cuidado”, detalló Stephan, en una entrevista para la cadena Fox.

Stephan Moll, MD, en la NASA
UNC School of Medicine

“Cuando el astronauta llamó al teléfono de mi casa, mi esposa respondió y luego me pasó el teléfono con el comentario, ‘Stephan, una llamada telefónica desde el espacio’”, contó Moll, en un comunicado de prensa difundido por la Escuela de Medicina de UNC.

De igual forma, explicó que la comunicación sorprendentemente se dio como con cualquier otro paciente: “La conexión de llamadas fue mejor que cuando llamé a mi familia en Alemania, a pesar de que la ISS gira alrededor de la Tierra a 17,000 millas por hora”, confesó.

Gracias a la Telehealth (telemedicina), desde la Tierra le indicaron al individuo los parámetros para la aplicación del tratamiento, y la realización de sus propias ecografías de cuello.

Al regresar se confirmó que el coágulo restante se aplanó contra las paredes de los vasos sin necesidad de más anticoagulación. Estuvo presente durante 24 horas después del aterrizaje y desapareció 10 días después. Seis meses luego el astronauta no presentó ningún síntoma.

Este hito servirá para futuros estudios y para diseñar equipos que puedan brindar atención médica en el espacio.