El 15 de diciembre del año pasado, un conductor vivió una incómoda situación, tras perder el control del vehículo, por lo cual se salió de la ruta de forma peligrosa. Tras el incidente, fue detenido por las autoridades policiales, quienes le practicaron la alcoholemia.

¿El resultado? Positivo, aunque él negó que estuviera borracho o bajo la influencia del alcohol, entregando una insólita explicación: tenía “sed”. Esa fue la declaración del involucrado en el juicio llevado a cabo en la Audiencia Provincial de Murcia, consigna el diario Huffington Post.

El hombre manifestó que tras el percance sufrido abordo del auto, decidió abrir una botella de whisky, la cual venía en una canasta que le habían obsequiado, con motivo de fin de año, por lo que tomó “varios tragos”, momento en que llegó la policía, justo cuando él se estaba subiendo a un taxi.

El aludido señala que no lo vieron conduciendo bajo los efectos del alcohol y que la policía no tenía forma de demostrarlo, argumentos que no sirvieron de nada, ya que de todas formas le impusieron una multa de 1.440 euros (más de un millón de pesos) y le suspendieron la licencia por 18 meses.

Lo anterior, porque el magistrado Jaime Bardají indicó que dichas declaraciones no las mencionó cuando declaró ante la Policía Local, por lo que finalmente fue declarado como “autor de un delito contra la seguridad vial”.