En todo éxito de taquilla se convirtió la película It, basada en la novela de terror de Stephen King. La historia ambientada en el poblado de Derry, narra las fechorías de Pennywise, un payaso diabólico que se devora a los niños.

Sin embargo, este terrorífico personaje estaría basado en un criminal que realmente existió. Se trata de John Wayne Gacy, conocido como el payaso “Pogo”, quien asesinó a 33 jóvenes en Estados Unidos en los años 70.

Hijo de un matrimonio de Chicago, el niño creció sometido a los insultos y agresiones de su padre. Cuando tenía solo 4 años, era azotado violentamente con un cinturón de cuero.

En su periodo escolar, fue víctima de bullying por parte de sus compañeros, quienes se burlaban de él porque no podía practicar deportes, esto debido a que padecía una falla cardíaca, según detalló el sitio inglés DailyMail.

No obstante, su vida comenzó a empeorar cuando un amigo de su padre lo violó a los 9 años. Este hecho lo marcó para siempre y generó que nunca se sintiera cómodo con el sexo y su cuerpo.

Murderpedia
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Cuando tenía 20 años, consiguió empleo en una funeraria y aprendió la técnica para embalsamar los cuerpos. Mientras trabajaba en este rubro, experimentó una aterradora situación.

Según confesó en uno de sus interrogatorios, se sintió atraído por un adolescente fallecido que estaba al interior de un ataúd. Abrazó el cadáver y lo acarició. Cuando se dio cuenta de lo que hacía, entró en shock y decidió volver a la casa de sus padres.

Tiempo después y tras contraer matrimonio, John Wayne comenzó a trabajar como payaso, entre los años 1972 y 1978, ofreciendo shows para niños, con el propósito de recaudar fondos para la caridad. No obstante, bajo su nueva imagen “amistosa”, se escondía un criminal.

Captura Youtube
Captura Youtube

Los macabros crímenes salieron a la luz tras la desaparición de Robert Piest, un adolescente de 15 años. La policía vinculó esta investigación con otros casos del pueblo y se dio con la identidad del autor.

En diciembre de 1978, el llamado ‘El Payaso Asesino’ confesó sus crímenes. En ese entonces, le reveló a uno de sus abogados que le causaba excitación ver cómo la sangre brotaba del cuerpo de sus víctimas.

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33 jóvenes de entre 15 y 22 años de edad murieron tras ser violados, apuñalados, estrangulados o asfixiados por John Wayne. 26 de los cuerpos los ocultó en el sótano de su propia casa, mientras que otros los lanzó a un río.

El 13 de marzo de 1980, el sujeto fue declarado culpable por estos macabros crímenes y sentenciado a varias cadenas perpetuas e incluso penas de muerte, siendo ejecutado cuatro años más tarde.

“Matarme no hará regresar a ninguna de las víctimas ¡El Estado me está asesinando! ¡Bésenme el culo! ¡Nunca sabrán dónde están los otros!”, declaró antes de ser inyectado con una sustancia letal.