Una mala costumbre que tienen algunas personas que usan lentes de contactos es no sacárselos diariamente. Ya sea por comodidad o flojera, lo cierto es que es una práctica que puede traer complicaciones tan graves como la ceguera.

Eso fue precisamente lo que le ocurrió a una mujer de 41 años en Reino Unido, quien quedó ciega tras ducharse y nadar con sus lentes de contacto puestos. La acción le provocó una infección grave, ya que se generaron hongos y propició la aparición de amebas que ingresaron al globo ocular provocando visión borrosa y un fuerte dolor.

Según señaló al sitio Inside el dr. John Hovanesian, portavoz clínico de la Academia Estadounidense de Oftalmología, no es normal que ocurran estos casos, pero que “asumir riesgos como usarlos durante la noche o exponerlos al agua, es como estar en un automóvil sin cinturón de seguridad“.

El especialista agregó que “la mayoría de las veces te saldrás con la tuya, pero si sucede algo malo, puede ponerse feo”.

De hecho, el médico precisa que el globo ocular es tan delicado, que hay que tener mucho cuidado con dejar más tiempo de lo normal los lentes de contacto.

“Un lente de contacto es como una pequeña esponja que se pone en el ojo… (…) Absorbe cosas y las mantiene en contacto con los ojos, donde el ambiente cálido y húmedo le da tiempo a los hongos y las amebas para crecer“, sentenció el especialista.

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