Por muchos años se alimentó a las mascotas con comida casera, como por ejemplo: grandes ollas con restos de carne, arroz, verduras y huesos. Lo que no se sabía en esa época eran los daños que podían provocar estos alimentos en nuestros animalitos.

La comida cruda, sobre todo, causa graves consecuencias en la salud de los gatos y los perros, como por ejemplo l riesgo de contraer Salmonella o Listeria Monocytogenes.

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“La elección del mejor alimento para nuestros perros o gatos siempre debemos realizarla pensando en lo que esa mascota específica necesita. No es lo mismo alimentar a un perro de un tamaño más grande que a uno de tamaño más pequeño; a un gato esterilizado o a uno con algún tipo de patología. Siempre es necesario conocer de manos de un especialista cuál es la mejor dieta para ellos”, indica Francisca Montero, Médico Veterinario de Royal Canin según el sitio web BioBioChile.

Es por esto que es de vital importancia saber con precisión cuáles son las necesidades nutricionales de nuestras mascotas a través de la consulta a un médico veterinario.

“En mascotas el consumo de carne cruda es tan peligroso como en humanos. Muchas personas creen que gatos y perros, dado su origen carnívoro y cazador, son inmunes a este tipo de bacterias, lo que es un error. Si bien felinos y caninos que viven en entornos silvestres cazan y se alimentan de esta manera, eso no significa que no se enfermen”, explicó.

“Es por esto que nuestra recomendación es evitar este tipo de comidas para nuestras mascotas y optar por alimentos que proporcionen los nutrientes adecuados para su estilo de vida”, añadió la médico veterinario.

La Salmonella se encuentra en el pollo, la carne, huevos y productos derivados del huevo como la mayonesa. También se pueden contaminar los productos lácteos, verduras y frutas crudas. Los síntomas de esta enfermedad son el vómito, la diarrea, fiebre, pérdida de apetito de tu mascota o un nivel de actividad bajo.

Por su parte, la bacteria de Listeria se encuentra en vegetales, leche no pasteurizada, quesos blancos y vegetales. Esta puede crecer en entornos fríos como el refrigerador y contaminar los alimentos próximos. Los síntomas de ésta son las náuseas, diarrea, fiebre y, excepcionalmente, enfermedades neurológicas.