Una extraña enfermedad provocó que Caleb Mutombo creciera de manera muy distinta a los demás niños y mucho menos. Él sufría de la anemia de células falciformes, una enfermedad en la que el cuerpo produce glóbulos rojos con estructura anormal, pero, luego de la transfusión y de alguna manera, esto afectó su crecimiento.

Hoy, con 19 años este joven oriundo del Congo, pero que actualmente vive en Johannesburgo, Sudáfrica, mide apenas 1 metro con 13 centímetros y sólo pesa 35 kilos, pero eso no logra alejarlo de sus sueños.

Aunque parece poco probable y hasta imposible Caleb se dedica al fisicoculturismo. Sí, el pequeño que lucha contra esta particular forma de enanismo que lo afecta, levanta pesas y tiene el cuerpo trabajado que muchos hombres desearían tener.

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Y no es cualquier competidor, sino que su arduo entrenamiento de largas horas durante al menos 5 días a la semana ha rendido frutos, ya que en las últimas semanas se quedó con el tercer lugar en un importante concurso, donde venció a hombres que miden y pesan más que el doble que él.

Es que a pesar de muchas veces tener que pedir ayuda para desplazarse, para alcanzar las máquinas y hasta para caminar, el muchacho ya es capaz de levantar más de 30 kilos de arranque y 10 kilos en 2 movimientos en forma regular, lo que lo ha llevado a desarrollar su musculatura al punto que puede competir con cualquiera.

“Amo el fisicoculturismo, por eso lo hago. Amo ver cómo mi cuerpo crece y sentirme lleno de energía y saludable al mismo tiempo. Deseo inspirar a las personas en general, mostrar que el trabajo duro nos mantiene firmes y sanos, me he dado cuenta que mi ‘discapacidad’ es en realidad mi capacidad para inspirar al resto”, comenta Caleb, según consigna The Sun.

Todo comenzó cuando era muy pequeño e inspirado, como muchos, por Arnold Schwarzenegger, comenzó a levantar cosas en su casa, partiendo por mesas de centro, bolsas con libros o cualquier objeto que encontrara.

Cuando su proceso de crecimiento se estancó definitivamente, cuando tenía 14, el muchacho no se dejó vencer y se inscribió en un gimnasio…dos años después estaba compitiendo con los mejores del lugar y pronto comenzó a sumarse a diferentes torneos locales.

Hoy su sueño es dejar finalmente atrás el campo amateur y entrenar duro para transformarse en pesista y profesional.

“Cuando empecé mucha gente no lo creía, decían que no lo podía hacer. Enfrenté la negatividad y el prejuicio. Así que estoy muy orgulloso de todo lo que he logrado hasta ahora. Entrar al mundo del culturismo ha sido emocionante. Cuando estoy en la ‘cancha’ me enfoco en los jueces y el público, no en los otros competidores que están a mi lado. Simplemente me enfoco en dar lo mejor de mi, no me mido con lo que otros puedan hacer. Estoy muy feliz por lo lejos que he llegado y ahora aspiro a convertirme, un día, en un culturista profesional”, asegura este impresionante levantador de pesas que busca dejar un legado y sobre todo inspirar, demostrando que los límites los ponen quienes no se atreven a cumplir sus sueños.