Los ataques terroristas en Bélgica han puesto nuevamente al mundo en alerta. El temor se ha apoderado de Europa y las policías buscan incesantemente a los causantes de la tragedia.

Sin embargo, tras la dramática situación, también hay historias que merecen ser contadas, como la de Mason Wells.

Este joven misionero Mormón estadounidense fue uno de los cientos de heridos en el ataque al aeropuerto de Bruselas. Se quebró el tendón de Aquiles, quedó con heridas a causa de la expansión de las esquirlas de la bomba y fue afectado por quemaduras de segundo y tercer grado en distintas partes de su cuerpo.

Lee también: La escalofriante imagen de rayos X de una persona herida en atentados de Bélgica

Milagrosamente salvó de la muerte, tal como lo hizo ya dos veces antes. Sí, leyó bien, este joven estuvo presente en otros dos atentados que marcaron la historia reciente del mundo y el terrorismo.

En 2013 estaba a solo a una cuadra de la línea final de la maratón de Boston, esperando junto a su padre, la llegada de su madre que competía, cuando se detonó la terrible explosión que dejó 3 muertos y más de 180 heridos.

También estuvo en París durante los aún tristemente recordados atentados del 13 de noviembre del año pasado, donde los terroristas usaron una técnica explosiva prácticamente idéntica a la de esta ocasión.

“Este es el tercer ataque terrorista en el que Chad está presente. Esta es la tercera vez que por desgracia en nuestra sociedad tenemos una conexión con la explosión de una bomba. Vivimos en un mundo peligroso y no todo el mundo es amable y amoroso” comentó a ABC Chad Wells, el padre del muchacho.

El joven estaba en el aeropuerto junto a dos compañeros misioneros que por suerte también resultaron prácticamente ilesos.

El medio estadounidense además tuvo la posibilidad de grabar una llamada de los padres al joven, donde cuenta algunos detalles.

“No siento necesario que vengan a Europa, pero yo no los voy a detener si ustedes quieren… si quieres, papá. Las quemaduras no están demasiado mal del todo, por lo que es bastante seguro que no van a dejar una cicatriz”, dice Mason, que también relata que tiene quemaduras tras la orejas y en la mano, además de heridas en su pierna y que deberá estar, según lo que cree, al menos dos semanas en el hospital.

“Es un milagro que esté vivo. Es una bendición de Dios que esté vivo. Sólo agradece haber sobrevivido y nosotros estamos agradecidos de que él haya sobrevivido a una cosa tan horrible, porque estar ahí en la zona cero, justo al lado del ataque – y sobrevivir – es nada menos que un enorme milagro”, afirmó Chad, el papá de este joven misionero que parece tener más de una vida y una tremenda fortuna.