Catorce años en prisión tendrá que pasar la joven Martina Levato (23), por el crimen de desfigurar a su ex novio con ácido. La italiana jamás pensó que este delito tendría otras consecuencias, las cuales han hecho eco en los medios italianos este lunes: la fiscalía decidió que debían quitarle el bebé que recientemente dio a luz tras rejas.

Martina y su cómplice, Alexander Boattcher, de 30, cometieron la agresión en diciembre como un acto de “purificación” a la espera del nacimiento de su hijo y fueron condenados en junio; ella estaba embarazada cuando dictaron su sentencia. Hasta que por orden de la fiscalía, el bebé fue inmediatamente apartado de ella, quien ni siquiera pudo tenerlo entre sus brazos, como informó la prensa italiana.

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En contra del deseo de sus padres encarcelados y de los abuelos del niño, se comenzó un procedimiento para que éste sea adoptado. No obstante, esto debe ser refrendado por el juez, en una decisión que es apelable. “Estoy desesperada, me han destruido”, declaró la madre, según uno de sus abogados citado por la prensa.

Otra opción era evaluar el traslado de Martina a una unidad penitenciara especial para las madres prisioneras y sus hijos, pero esta medida debe ser apoyada por expertos psiquiátricos. La fiscalía de menores lanzó el procedimiento de adopción y reclamó el alejamiento inmediato del bebé para que los jueces se pronuncien “sin condicionamientos”.

Interrogando a numerosos expertos, los diarios italianos no salían de su sorpresa frente a esta medida. “¿Existen razones para quitarle a una madre el derecho a abrazar a la criatura que acaba de traer al mundo? ¿Existe alguna razón para privar a un niño de sentirse acogido por quien le dio la vida? ¿Existe una ley más fuerte que la de la naturaleza”, se preguntaba esta jornada un editorialista del diario La Repubblica.