Bastó que por semanas un amigo lo tratara como “maldito gordo” para que Jamie Brooks decidiera bajar de peso, pese a que sufría de obesidad mórbida.

Brooks tiene 31 años y desde su adolescencia comenzó a sumar kilos producto de su estresante trabajo en la cocina. Se alimentaba mal, pues cuando llegaba a casa no tenía ganas de cocinar así que se “llenaba” de comida rápida, además, trabajaba tantas horas que su consumo de azúcar comenzó a incrementarse a diario con tal de mantenerse activo.

Llegó a pesar 228 kilos, según constata el medio británico Mirror, y ya ni siquiera podía comprar ropa en tiendas, pues llegó a la talla 7XL, un tamaño que sólo conseguió contratando a un proveedor de vestuario.

Mirror
Mirror

En ese mismo contexto, Jamie se había resignado a encontrar una pareja, pues estaba consciente que en su condición sería muy complejo que alguien se fijara en él. Fue así como un amigo lo empezó a “motivar” de una forma bastante curiosa: lo llamó “maldito gordo” a cada rato durante seis semanas.

Neil Williamson, nombre del amigo, le enviaba mensajes de texto diarios, y fue tal la presión que ejerció sobre Brooks, éste comenzó una dieta acompañada de ejercicios, que le permitieron bajar en un año cerca de 133 kilos.

Mirror
Mirror

Comenzó en enero de 2014, misma fecha en la que conoció a Melanie Mulley, una vecina con la que fueron solo amigos durante todo ese difícil año de Brooks, hasta que consiguió el coraje para declararse a Mulley, momentos antes en que ella se disponía a volver a su ciudad natal. Lo bonito es que ella decidió quedarse con él, y Jamie asegura que se debe a la confianza que ha vuelto a tener en él.

Mirror
Mirror

Actualmente el chef espera una cirugía que le permita remover los restos de piel que cuelgan de su cuerpo tras la drástica pérdida de peso, sin embargo, le ha costado pues el servicio público del Reino Unido no ha aceptado su solicitud. En ese sentido, él también reconoce que hay personas más necesitadas que él y en condiciones similares.