Una imagen aterradora fue captada por las cámaras de seguridad de un servicentro, cuando un sujeto de 23 años llegó a pedir ayuda en total tranquilidad y sin perder el control, pese al objeto contundente que llevaba incrustado en su cabeza.

El hecho, tuvo cabida en una bencinera en Tauranga, un pueblo ubicado al norte de Nueva Zelanda, en Oceanía

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Muy campante, Adam Armitage de 23 años le solicitó a la cajera del establecimiento llamar a la policía para informar sobre el ataque recibido. De igual forma se llamó a la asistencia médica, donde fue trasladado en helicóptero al Hospital de Waikato, según informa el diario local, The New Zealand Herald.

Por fortuna se pudo extraer la barra de acero y el paciente -después de todo- tuvo suerte, puesto que si el objeto se incrustaba un par de centímetros más, otro sería el desenlace de la historia. Pese a la gravedad de la lesión, su condición es estable en el mencionado centro médico.

La policía local se encuentra investigando el hecho para dar con el paradero del o los responsables del brutal ataque.

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