Quizá no estés ni ahí con bajar de peso porque te sientes cómodo con tu imagen, pero debes saber que esta enfermedad no sólo afecta tu línea: varios estudios sugieren que podría alterar tu cerebro, tal como explica el portal científico Live Science.

1.- Te convierte en un adicto a la comida
Si sientes que vives ansioso y que por más que lo intentas no puedes dejar de comer pizza ni helado, probablemente desarrollaste un grado de adicción a los dulces y la comida chatarra. Un estudio publicado en 2010 en La Revista de la Neurociencia escaneó el cerebro a varias mujeres mientras bebían un batido de leche, chocolate y azúcar conocido como milkshake. Medio año después, repitieron el experimento llamando a las féminas que habían ganado algo de peso.

Se descubrió que mientras más kilos habían subido, su cerebro menos respondía al beber el mismo milkshake, por lo que necesitaban tomar más de esta mezcla para sentirse satisfechas; se trata del mismo fenómeno de dependencia que desarrollan las personas con las drogas.

LoKan Sardari (cc) | Flickr
LoKan Sardari (cc) | Flickr

2.- A los niños los vuelve impulsivos
Los niños con obesidad pueden desarrollar un amor compulsivo por la comida al llegar a la pubertad. Así lo expusieron investigadores en una reunión de la Academia Americana de Psiquiatría Infantil y Adolescente.

En la sesión realizada en 2010, se planteó que el cerebro de niños obesos luce distinto, exactamente en la corteza orbitofrontal -el centro que controla los impulsos-, la cual se vuelve más pequeña. Se cree que esto ocurre porque la obesidad afecta el sistema inmune, inflamando todo el cuerpo, incluido el cerebro, lo cual impide que ciertas regiones se desarrollen con normalidad.

3.- Aumenta el riesgo de sufrir demencia
Un estudio publicado en la revista “Historia de la Neurología” planteó la directa relación entre gran cantidad de grasa abdominal en adultos, con un menor volumen del cerebro. Este menor tamaño predispone a las personas a sufrir demencia o tener un pobre desempeño cognitivo.

¿Por qué ocurre? Como ya señalábamos anteriormente, la obesidad dispara la inflamación en el cuerpo, la cual parece tener impacto en nuestra misma cabeza. La grasa más peligrosa es aquella que se sitúa en el vientre, porque descontrola la producción de hormonas.

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4.- Subir y bajar de peso te predispone a los atracones bajo estrés
¿Sientes que la dieta te tiene como un yoyó que sube y baja sobre la balanza? Quizá este mismo cambio radical sea el culpable del problema: unos investigadores pusieron a dieta a ratones de laboratorio y una vez que bajaron los kilos extras, los dejaron volver a su comida normal.

Lo sorprendente fue descubrir que cuando estos eran expuestos a situaciones estresantes (como ruidos en medio de la noche), no sólo se ponían a comer mucho, sino que consumían muchas más calorías que al inicio de la dieta, subiendo el doble de peso. Por lo que la recomendación es simple: es mejor comer saludable de manera constante que exponerse a dietas extremas de manera aislada.

James Marvin Phelps (cc) | Flickr
James Marvin Phelps (cc) | Flickr

 

5.- Puede dañar tu memoria
No importa cuántas pasas comas: si tienes obesidad y eres una mujer que ya está en la menopausia, tu memoria saldrá dañada. Así lo afirma un estudio de la Revista de la Sociedad Geriátrica Americana, la cual aplicó tests de memoria a casi 9 mil mujeres que tenían entre 65 y 79 años; aquellas que tenían mayor masa corporal, sacaron menores puntajes. Se cree que esto ocurre por las hormonas que la grasa del vientre libera hacia el cerebro.