La vida tiene de todo, de dulce y agraz, pero quejarse continuamente sobre aquello no te hará más feliz, al contrario, caerás en un círculo vicioso que no te ayudará a enfrentar los desafíos con optimismo y mentalidad positiva.

En este sentido, la investigadora Sonja Lyubomirsky de la Universidad de California, aseguró a la publicación especializada Psychology Today, que “el 40% de nuestra capacidad para ser felices se encuentra en nuestro poder de cambio“, es decir, un cambio de actitud frente a cómo ves la vida.

No quiere decir que andes con una sonrisa de oreja a oreja todos los días, es comprensible que haya días que no quieres nada con el mundo, pero es importante que no te quedes pegado en eso, y observes si estás lidiando ese estrés a pensamientos o hábitos negativos que te hacen sentir realmente infeliz.

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Según la motivadora y escritora Tamara Star, existen 7 puntos que pueden identificar a una persona “crónicamente infeliz”, y que consigna el medio estadounidense The Huffington Post.

A lo largo de los años, he aprendido que hay ciertos rasgos y hábitos que caracterizan a las personas crónicamente infelices. La diferencia entre una vida feliz e infeliz radica en la frecuencia y el tiempo que nos quedamos ahí“, señala la autora.

1.- Piensan por defecto que la vida es dura.

La gente feliz sabe que la vida puede ser dura y suelen enfrentarse a los momentos difíciles con una actitud más curiosa que de víctima. Se hacen responsables de los problemas en que se meten y se concentran en salir de ahí lo antes posible siendo perseverantes.

Las personas infelices, en cambio, siempre se sienten “víctimas de la vida” y se atascan en la actitud de “mira lo que me ha pasado” en vez de buscar una salida por otra parte.

2.- Creen que no se puede confiar en la mayoría de la gente.

La mayoría de las personas felices confían en sus compañeros. Creen en la bondad de la gente; no consideran que todo el mundo tiene intención de joderlos o pillarlos.

Los infelices desconfían de la mayoría de personas que conocen y parten asegurando que no se puede confiar en nadie que no conozcan. Lo malo de este comportamiento es que se irán cerrando poco a poco las puertas a cualquier conexión con el mundo más allá del círculo interno, y en el área que sea.

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3.- Se concentran en lo que va mal, no en lo que va bien.

El bendito “pero”. Sin duda que este mundo tiene muchas cosas malas, pero aquellos que viven en la infelicidad, siempre pasan por alto lo bueno y se concentran en lo mal que están las cosas. A menudo los escucharás diciendo “sí, pero…” a cualquier aspecto positivo que alguien pueda rescatar de este planeta.

La gente feliz es consciente de los problemas del mundo, pero equilibran su preocupación con el conocimiento de lo que va bien.

4.- Se comparan con otros por envidia.

Una persona infeliz piensa que la buena suerte de los demás les está robando la suya, como si no hubieran suficientes cosas buenas para todos. Siempre comparan su vida con la del resto, lo que puede provocar un dañino resentimiento.

Las personas felices, en cambio, saben que su buena suerte y las circunstancias son signos de aquello a lo que pueden aspirar a conseguir. Creen en posibilidades ilimitadas y no se desaniman pensando que la buena suerte de alguien limita sus resultados en la vida.

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5.- Ansían controlar su vida.

La gente feliz va dando pasos todos los días para lograr sus objetivos, pero saben que en la vida son pocas las cosas que se pueden controlar, a diferencia de las personas infelices que tienden a microgestionar sus esfuerzos por controlar todos los resultados, derrumbándose cuando la vida les destroza su plan.

La clave es centrarse en los objetivos, pero dejar espacio para que ocurra lo peor sin derrumbarse, más que mal hasta los mejores planes pueden desviarse, lo importante es seguir adelante con un plan b o c.

6.- Piensan en el futuro con miedo y preocupación.

La gente infeliz tiene la cabeza llena de pensamientos negativos y no da una oportunidad a lo que podría salir bien, ya sea por miedos y/o preocupaciones constantes.

Las personas felices tienen una dosis saludable de delirio y se permiten soñar despiertos con lo que les gustaría que la vida les sorprendiera, obviamente también experimentan miedo y preocupación, pero existe una gran diferencia entre sentirlo y vivirlo.

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7.- Siempre hablan de pelambres y quejas.

A las personas infelices les gusta vivir en el pasado, además, sus temas favoritos de conversación son lo que les pasa y sus problemas, y cuando ya se desahogaron pegan un salto al pelambre sobre la vida de otras personas.

La gente feliz vive en el ahora y sueña con el futuro, transmiten sus energías positivas al entorno, se emocionan cuando algo sale bien, son agradecidos y sueñan con lo nuevo que les traerá la vida.

Como señalamos anteriormente, todos podemos tener días o semanas malas en que cumplimos con cada una de estas 7 costumbres, y es normal, sin embargo, lo principal es salir pronto de ese estado.

“Anda, cáete, vuelve a levantarte y repítelo. La diferencia reside en levantarse”, aconseja Star.