Hay temas por los que usualmente discuten todas las parejas: la tapa del WC que se quedó arriba, porque alguien olvidó hacer la cama o hasta por escoger el colegio al que deben ir los niños. Pero una cosa es discutir productivamente…. y otra cosa es llegar a tener una enorme pelea. Y para evitar llegar a esta desagradable etapa, un terapeuta descubrió cuál es la palabra que debemos eliminar de nuestro vocabulario.
El psicólogo Jeffrey Bernstein afirma que ya no ocupa la palabra “deberías”, porque como él detalla “involucra una dinámica de control crítico”. Pensar que tu otra pareja “debería” hacer tal cosa o que recibas esa palabra de la otra persona, “crea una energía negativa y con el tiempo, puede ser tóxica para las relaciones, especialmente las amorosas”, explica este experto al portal Psychology Today.
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Según Jeffrey, muchas veces nos dejamos llevar por estos pensamientos negativos. Por ejemplo, si la pareja olvida un par de ocasiones sacar la basura, es distinto decirle “por favor, necesito que recojas la basura más seguido”, que gritarle “siempre vas a ser un flojo”. No sólo da paso a peleas: también genera resentimiento y una innecesaria vibra negativa.
“Cuando las parejas peleadas cruzan por primera vez mi oficina, ellas lucen como si caminaran heridas. Comúnmente dicen que la mala comunicación es la razón por la que tienen problemas en la relación”, afirma este psicólogo. Pero estos ignoran que sus propios pensamientos tóxicos son los que están alterando su unión, como agrega este experto.
Como explica Jeffrey, “la mayoría de estos pensamientos o dichos tóxicos parten con la palabra ‘deberías’”. Creer que la otra persona debe hacer lo que nosotros queremos, incluso en la privacidad de nuestras mentes, “puede notarse en nuestro tono o acciones”. Esto lleva a que nuestra pareja se sienta avergonzada por no dar en el blanco y no lograr satisfacernos.
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Es por eso que este psicólogo propone utilizar otra frase “me gustaría que…” Por ejemplo, en vez de decir “tú deberías saber cómo me siento”, probemos decir “me gustaría que supieras cómo me siento”. O en vez de afirmar “no deberías sacar ese tema”, proponer “me gustaría que consideraras lo que estás diciendo”.
Esto ayudaría a tratar la problemática, pero sin avergonzar a la otra persona o ponerla a la defensiva. “Me sorprende cómo se producen los pensamientos tóxicos en parejas de manera incesante y tan a menudo fuera de la verdadera consciencia”, puntualiza este experto.
