Todos tenemos a ese amigo al que hay que avisarle las juntas con la hora adelantada, para lograr que llegue medianamente a tiempo. O peor: quizá nosotros somos ese amigo.

En un mundo acelerado y con horarios para todo, se hace imposible andar descoordinado. Nos puede llevar a perder el bus, el avión, la entrevista de trabajo, la cita con la pareja y hasta la confianza de los amigos. A la consultora estadounidense, Diana DeLonzor, le ocurría lo mismo y por más que intentaba corregirlo, no lo lograba: “No importaba a qué hora me levantaba. Podía estar en pie a las 6 e igual llegar tarde al trabajo”, contó en una entrevista al Huffington Post.

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Esta escritora dirigió un estudio en la Universidad de San Francisco en el que investigó a 255 personas. De estas, un 17% tenía un problema de impuntualidad crónica y varias características en común: tendencia a crear distracciones (también llamada “procastinación”), problemas de autocontrol (como comer en exceso, compras compulsivas o alcoholismo) y falta de concentración.

Una de las ideas que DeLonzor propone en su libro, es descubrir qué clase de impuntual eres. Así sabrás en qué estás fallando y qué hay que corregir. Ojo, que puede que te sientas identificado con más de uno.

TIPOS DE IMPUNTUALES (Y SUS SOLUCIONES)

1) El adrenalínico: Disfrutas dejando toda la pega para último minuto, porque “a presión trabajo mejor”. No te motivas a menos que haya una crisis de por medio.
Solución: Realiza el trabajo dentro de un periodo de tiempo responsable y considera dentro de este lapso los imprevistos.

2) El productivo: Necesitas hacer demasiadas cosas y en el menor tiempo posible. Tienes largos listados de tareas y crees que lo resolverás todo mágicamente en una hora.
Solución: Intenta acortar estas listas, porque no eres una máquina. Si tienes muchos problemas calculando cuánto tardas en cada cosa, no es mala idea cronometrar tus actividades para tener una referencia.

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3) El distraído: Comúnmente pierdes la noción del tiempo, olvidas dónde dejaste el celular o se te pasan las reuniones.
Solución: Cópiale la idea al Productivo y comienza a hacer más listas para no olvidar lo que tienes que hacer. Las alertas y agendas también son una buena opción. Siempre ten copias de tus llaves e intenta dejar tus pertenencias en los mismos lugares, para no perder tanto tiempo buscándolas.

Rennett Stowe (cc) | Flickr
Rennett Stowe (cc) | Flickr

4) El racionalizador: Siempre tienes una excusa para llegar tarde, por lo que no estás totalmente consciente de tu mal hábito.
Solución: Detén las excusas, sobre todo esos mensajes de texto que dicen “llegaré 5 minutos atrasado”, porque no compensarán nada y hasta te harán llegar más tarde. Una buena idea es dejar de planificar tu día para llegar a tiempo y empezar a llegar 15 minutos adelantado a todos lados: verás la diferencia.

5) El evasivo: Controlas la baja autoestima y la ansiedad del encuentro llegando tarde.
Solución: Si es necesario, prepárate para salir de la casa mucho tiempo antes del que necesitas, eso te permitirá calmar las revoluciones -al no andar tan apurado- y sin necesidad de atrasarte.

6) El rebelde: Llegas tarde porque lo encuentras cool o para que todos se den cuenta que cruzaste la puerta.
Solución: Llegar atrasado no es elegante ni tampoco una forma de ejercer poder: sácalo de tu sistema. Como mencionábamos antes, una buena idea es que te animes a llegar antes que los demás; puedes llevar una revista o llamar a un amigo mientras esperas a la otra persona, así el tiempo volará y tú estarás más puntual que nunca.

El primer paso para lograr un cambio, es reconocer que se tiene un problema y quizá esta guía te haya ayudado a lograrlo: el resto del camino queda al gusto de cada uno.