No nos molesta ventilar por las redes sociales si sufrimos una severa amigdalitis y hasta somos capaces de subir una fotografía de nuestro brazo con suero, cada vez que una enfermedad estomacal nos manda directo a urgencias. Pero hay otros problemas de los que definitivamente no nos gusta hablar, ya sea porque son extraños para los demás o muy molestos para nuestra imagen.

La web Live Science nos invita a dejar de ocultar la razón de tanto examen y hablar sin complejos con los más cercanos de los siguientes 5 asuntos que le pueden ocurrir a tu cuerpo.

1) Ser una adulta con espinillas
Creías que los granitos sólo serían cosa de la adolescencia… hasta que los años fueron pasando y estos nunca se marcharon. Las hormonas no son el único factor por el que puede ocurrir esto: el acné se produce cuando los poros de la piel son obstaculizados por grasa o células muertas, por lo que puede ocurrir por el excesivo uso de maquillajes y cremas o por una alimentación muy grasosa. También la menopausia, el embarazo y ciertos medicamentos pueden provocar este problema.

Pero no te incomodes por esto, ya que no estás sola: la Academia Americana de Dermatología realizó una investigación en casi 3 mil féminas y descubrió que un 45% de las jóvenes de entre 21 y 30 años tenían espinillas; el porcentaje fue de 12% para aquellas que tenían más de treinta. Esto suele ocurrirle más al sexo femenino que a los hombres, por eso el estudio se centró en ellas.

2) Sudar en exceso
Una cosa es transpirar porque trotaste siete cuadras hasta la pega para llegar a tiempo… y otra cosa es sudar de manera excesiva aunque sea invierno y estás sentado. Esta condición es conocida como hiperhidrosis y si bien no es peligrosa para nuestra salud, sí influye negativamente en las actividades diarias y autoestima de la persona afectada.

Los expertos creen que esto ocurre por una sobreactivación de las glándulas sudoríparas o como síntoma de otros problemas médicos, como ansiedad, enfermedades cardíacas, menopausia o cáncer. Afecta a un 3% de la población, pero por suerte tiene solución: tratamiento dermatológico, desodorantes con cloruro de aluminio, inyecciones de bótox y hasta cirugía son algunas de las alternativas.

3) Orinarse durante el sexo
Esto no le ocurre a los hombres, debido a que tienen una válvula en la vejiga que impide la orina salga durante el sexo… pero no es el caso de las mujeres. Músculos pélvicos débiles, haber tenido muchos partos o la edad pueden provocar una debilidad en la uretra, que se traduce en este problema.

Si bien otras no tienen “accidentes”, sí pueden sentir urgentes deseos de orinar durante al acto, ya que se cree que el controversial punto G está cerca del cuello de la vejiga. La solución es simple: conversarlo con la pareja cada vez que ocurre y recurrir a un especialista si la situación es demasiado molesta.

4) Hemorroides
Aunque la misma palabra no suene muy bonita, resulta ser una enfermedad bastante común. Se trata de una dilatación exagerada de las venas ubicadas en el canal anal y que puede ocurrir por varios factores: estreñimiento, estar mucho tiempo de pie o sentado, factores hereditarios y hasta la fuerza del puje en el parto. El tratamiento puede variar según la severidad del problema: a veces basta con prescribir laxantes y cambiar algunos hábitos (comer más fibra, no beber tanto alcohol), mientras que en otros casos es necesario hacer intervenciones más complicadas.

5) Ventosidad vaginal
Puede sonar como un gas, pero no se trata de eso: simplemente es el sonido que provoca el aire al salir de la vagina y que puede ocurrir durante el sexo o cuando se realizan actividades como el yoga. Se puede revertir con una mayor lubricación o cambiando el ángulo. A algunas mujeres les avergüenza mucho la situación, a otras sólo les da risa, pero finalmente hay dos opciones: conversarlo con la pareja o ignorarlo y seguir en lo propio.