La multiplicación anormal y descontrolada de las células de nuestro organismo, y que afecta de manera directa o indirecta diferentes tejidos de nuestro cuerpo, es lo que conocemos comúnmente como cáncer.

La exactitud del diagnóstico a partir de los síntomas que puede experimentar una persona se hace cada vez más compleja debido a los cientos de tipos de cáncer que se conocen, teniendo que someter a los pacientes a diversos procedimientos invasivos y costosos para despejar las dudas.

Es por esta y otras razones, que investigadores de la Universidad de Bradford, Reino Unido, han desarrollado una propuesta (examen de sangre) que podría permitirle a los médicos detectar si la persona padece la enfermedad o no, evitando intervenciones mayores.

La prueba, llamada Sensibilidad del Genoma del Linfocito (LGS, por sus siglas en inglés), consiste en observar las células blancas de la sangre y medir el daño causado a su ADN cuando se someten a diferentes intensidades de luz ultravioleta (UVA), luz que daña el ADN. Los resultados del estudio empírico, muestran una clara distinción entre el daño provocado a las células blancas de la sangre de pacientes con cáncer, con condiciones pre-cancerosas, y pacientes sanos.

Diana Anderson, profesora de la Facultad de Ciencias de la Vida de la universidad en cuestión, y líder de la investigación, comentó: “Los glóbulos blancos forman parte del sistema de defensa natural del cuerpo. Sabemos que están bajo estrés al luchar contra el cáncer u otras enfermedades, así que nos preguntamos si existía algo medible que pudiéramos evaluar para estresarlos un poco más con luz ultravioleta”, concluyendo que “las personas con cáncer tienen un ADN que se daña más fácilmente con esta luz que otras, por lo que la prueba demuestra la sensibilidad a los daños de todo el ADN, el genoma, en una célula”, según registra la web oficial de la institución.

Así es como los investigadores aseguran que el método proporciona un alto grado de precisión diagnosticando cáncer y condiciones pre-cancerosas de la sangre de pacientes con melanoma, cáncer de colon, y cáncer de pulmón. Cabe destacar que estos dos últimos son los tipos de cáncer más comunes.

En igual contexto, se considera que la prueba podría ser de gran ayuda para la investigación de casos de pacientes que estén bajo sospecha de sufrir un cáncer que sea difícil de diagnosticar.

El estudio, que se publicó online en la revista estadounidense FASEB, perteneciente a la Federación de Sociedades Americanas para la Biología Experimental, analizó muestras de sangre de 208 individuos, 94 sanos, que fueron reclutados del personal y estudiantes de la Universidad de Bradford, y 114 muestras de sangre recolectadas de los pacientes derivados a clínicas especializadas del hospital Bradford Royal Infirmary, antes del diagnóstico y tratamiento. Las muestras fueron codificadas, anonimizadas, aleatorias y luego se expusieron a la luz UVA.

El daño de la luz fue observado en forma de trozos de ADN siendo empujados en un campo eléctrico hacia el extremo positivo del mismo, causando una cola similar a la de los cometas. En la prueba de LGS, la cola más larga resultó con su ADN más dañado, y las mediciones se correlacionaron con los pacientes que fueron diagnosticados finalmente con cáncer (58), las personas con condiciones pre-cancerosas (56) y los que estaban sanos (94).

Por último, Anderson asegura que estos son los primeros resultados completos en tres tipos diferentes de cáncer, reconociendo que les queda un largo camino por investigar. Aún así, considera que son igual de importantes dado que si bien el número de personas testeadas es pequeño, en términos epidemiológicos, son de gran alcance en términos epidemiológicos moleculares son de gran alcance. “La posibilidad de que estos resultados hayan sido casuales, es de 1 en 1.000., por lo que creemos que esto confirma el potencial de la prueba como una herramienta de diagnóstico”.