Desde un simple jurel hasta un atún de aleta azul, al horno o a la parrilla, y mínimo una vez por semana, son algunas de las conclusiones a las que llegaron científicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh, Estados Unidos, en un estudio que analizó la relación entre el animal acuático y el cerebro humano.

Todos hemos oído de lo importante que son los ácidos grasos omega-3 y su efecto anti-oxidante, y que podemos encontrarlos en semillas, nueces , algunos aceites, pero principalmente en el pescado. Sin embargo, la reciente investigación revela que comer cualquier tipo de pescado sólo una vez a la semana aumenta la vitalidad del cerebro, independiente de la cantidad de omega-3 que posea, por lo que se estaría dudando de la relación de estos ácidos con nuestra salud.

El experimento liderado por el Dr. Ciro Raji, evaluó datos de 260 personas que participaron del Estudio de Salud Cardiovascular (CHS, por sus siglas en inglés), y que comenzó en 1989 durando diez años, con el objeto de identificar factores de riesgo en enfermedades del corazón en personas mayores de 65 años. Los sujetos fueron diagnosticados “cognitivamente normales”. Estos proporcionaron información sobre su ingesta de alimentos y se les tomó una resonancia magnética en alta resolución del cerebro.

Raji afirmó, según consigna el medio inglés MailOnline, que “los participantes respondieron cuestionarios sobre sus hábitos alimenticios, tal como la cantidad de pescado que comían y cómo lo cocinaban”.

El experto indica que al horno o a la parrilla el pescado contiene niveles más altos de ácidos grasos omega-3 que cuando se cocina frito, ya que éstos son destruidos debido a la alta temperatura que se expone un alimento frito, por lo que también evaluaron esa variante al analizar sus escáneres cerebrales.

Es así como los investigadores concluyeron que las personas que comían pescado al horno o a la parrilla, al menos una vez a la semana, tenían un mayor volumen de materia gris en el cerebro, particularmente en áreas responsables de la memoria (4%) y la cognición (14%). Sin embargo, no se encontró una asociación entre las diferencias en el cerebro y los niveles en la sangre de ácidos grasos omega-3, situación que sorprendió a los científicos, según comenta el Dr. James Becker, profesor de la mencionada institución.

Becker asegura que los resultados sugieren “que los factores de estilo de vida, en este caso el consumo de pescado, en lugar de los factores biológicos, contribuyen a ciertos cambios estructurales en el cerebro”, mejorando su salud y previniendo problemas cognitivos que se pudieran desarrollar en el futuro.

Cabe destacar que hace algunos años expertos de la organización “Alzheimer Disease International” estimaron que el 2040 más de 80 millones de personas padecerán demencia.