Este martes se formalizó a dos ciudadanos ecuatorianos por la filtración de imágenes íntimas de la comunicadora Karen Bejarano, en una audiencia que duró más de una hora.
Allí el fiscal Marcelo Soto, de la Fiscalía Occidente, relató cómo ocurrieron los hechos en febrero de 2017. Fueron tres semanas en las que Karen y su esposo, Juan Pedro Verdier, enfrentaron primero, el hackeo al servidor de la empresa del ex Mekano, el que permitió obtener las imágenes y dinero; y luego la extorsión de los sujetos para evitar la publicación de registros íntimos.
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Como la pareja no accedió a pagar dinero, los acusados terminaron divulgando las fotos íntimas de la comunicadora, lo que desató una hecatombe tanto en su vida pública como personal.
Por lo anterior, la expanelista del Muy buenos días, compartió una extensa y sentida reflexión sobre lo que vivió hace dos años. “Tantos hablaron mal de nosotros, dijeron cosas hirientes, hicieron chistes macabros. Gente que conocíamos de años, se tomaron el tiempo de aparecer en pantalla dando declaraciones sin siquiera llamarnos antes para conocer la verdad, dejándonos como culpables cuando siempre fuimos las víctimas“, partió diciendo.
Luego detalló el desconocido calvario que vivió su esposo producto de esta situación. “Nos callamos durante años, nos enfermamos mentalmente, nos encerramos durante meses y mi marido recién ahora puede hablar del tema después de estar internado en una clínica psiquiátrica por el trauma que le causó esta situación”, explicó.
La comunicadora señaló que lo que vivió fue “más terrible de lo que se imaginan”, y por lo mismo deseaba que las leyes se actualicen respecto a este tipo de delitos. “Espero de corazón que los legisladores de nuestro país dejen de mirarse el ombligo y legislen de acuerdo a los tiempos que estamos viviendo; porque la tecnología avanza a pasos agigantados y las leyes están a años luz de todos los crímenes que se cometen día a día y no hay leyes que les impidan hacer el daño que causan”.
Por último, aseguró que no levantaba la voz solo por lo que le pasó a ella, sino que también por otras “víctimas”. “Levanto la voz por todas esas mujeres, jóvenes y adolescentes que me escribieron o me pararon en la calle para contarme que les habían hecho lo mismo, que fueron o están siendo vulneradas en su privacidad y son expuestas por exparejas, exmaridos o gente loca que se siente con el derecho de violar nuestra intimidad por venganza. A todas ellas les digo : ¡Seremos escuchadas!”.
La publicación sumó más de 8 mil ‘me gusta’ y recibió sobre 500 comentarios, en su mayoría de apoyo y ánimo por los difíciles momentos que vivió.