En un nuevo capítulo de Socios por el mundo, Jorge Zabaleta y Pancho Saavedra continuaron recorriendo Nápoles y terminaron el episodio con la partida de su periplo por la Costa Amalfitana en Italia.

Específicamente, luego de visitar el Museo de Capodimonte, donde Pancho le compró un regalo a su madre, con Jorge comenzaron a recorrer Nápoles.

Los amigos que lideran Socios por el mundo arribaron al Café Gambrinus, lugar que está dentro de los 10 mejores cafés de Italia, fundado en 1860 y que llega a recibir a 20 mil personas en un solo día.

Con mucha cafeína en el cuerpo, Pancho y Jorge caminaron por las calles de Nápoles, en donde se terminaron encontrando con el mural y punto de adoración al fallecido ídolo argentino Diego Armando Maradona.

Siguiendo con su estadía en Nápoles, Saavedra y Zabaleta fueron al mercado Pignasecca, en donde se reunieron con un maestro pizzero, de la pizzería La notizia (destacada en la guía Michelin), y empezaron a comprar ingredientes para hacer sus propias pizzas napolitanas.

Posterior a hacer pizzas, los Socios por el mundo se empezaron a preparar para lo que sería la noche de Año Nuevo.

Pancho Saavedra, con maleta en mano por cábala, y Jorge Zabaleta caminaron por Nápoles buscando dónde sería buena idea recibir las 12 AM del 1 de enero, llegando a instalarse en un mirador. Ahí, con champaña y otras cábalas como comer uva, los amigos se abrazaron y dieron el vamos al Nuevo Año.

Al día siguiente, llegó la jornada de emprender un nuevo rumbo y, para cerrar la estadía en Italia, era turno de empezar a recorrer la Costa Amalfitana.

Sin embargo, antes debían pesarse, para saber cuál de los dos debía pagar el destino que venía tras Italia. Pancho Saavedra pesó 103,8 kilos, subiendo más de un kilo en comparación a la vez anterior que se pesó (102,5), mientras que Jorge Zabaleta pesó 95,0 kilos, bajando algunos gramos en comparación a su anterior peso (95,4).

Debido a esto, Pancho tuvo que pagar la apuesta, haciéndose cargo de los gastos venideros en su próximo destino.

Con estos pesos, la dupla partió su camino a las bellas localidades costeras al sur de Nápoles y lo hicieron en un Piaggio Ape.

Producto de lo pequeño de este, todo se hizo bastante estrecho en el vehículo, y posteriormente sufrieron un percance.

Debido a la velocidad que tomó Jorge y el mal estado de las calles, una maleta se cayó y el regalo que le llevaba Saavedra a su madre se quebró: una porcelana del Museo de Capodimonte.

El animador se llenó de ira y Jorge solo atinó a reír. Luego le traspasó esas risas a su querido compadre. Entre risas le manifestó “no era tan capo”.