A través de una reciente entrevista a la revista Ya, de El Mercurio, Nicolás Oyarzún analizó su rol como Fabián Bravo en la teleserie nocturna Amar Profundo, donde es “galán” y protagonista junto a María Gracia Omegna.
Recordemos que el pescador y líder del sindicato partió como un verdadero villano, pues se apareció en la casa de las hermanas Contreras para cobrar una millonaria deuda, justo el día en que enterraban a su fallecido padre.
Pero con el paso de los capítulos, el hombre se enamoró de Tamara, y actualmente los seguidores de la apuesta de Mega le tienen hasta un nombre especial a la pareja: “los saturnos”.
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Eso sí, el intérprete de 35 años descarta que sea el romance la principal preocupación de su personaje. “En estricto rigor, el conflicto más importante es el de su hija. Siento que eso es mucho más desafiante y entretenido”, indicó.
Rafaela, una adolescente pronta a cumplir 18 años, ha dejado en evidencia que no será fácil para Fabián acercarse a ella como padre y obtener su perdón, ya que la dejó a cargo de su abuela luego de que la madre falleciera en el terremoto y posterior tsunami del año 2010.
“Me gusta el momento que estamos viviendo, en que el galán de la teleserie ya no es el fuerte y protector. También es frágil, tiene pena y es vulnerable. Es torpe, siente vergüenza y comete errores”, analizó Oyarzún.
Cambio de switch
En esa línea, Nicolás explicó que este giro responde al cambio de las nuevas generaciones. “(Fabián) es mucho más humano, y a fin de cuentas genera un espacio de referencia más interesante”, dijo.
“No digo que la tele va a cambiar la vida de las personas, pero puede ayudar a que el día de mañana la gente esté conectada al amor desde otro lugar”, agregó.
En cuanto a la idea de “repensar el concepto de galán”, el actor derechamente descartó esa palabra, asegurando que su papel es más bien el de un “enamorado”.
“Si te enamoras, también lloras, sufres. También te puedes declarar desde lo más profundo de tu corazón. Me siento muy cómodo, porque particularmente soy así. A mí me importa una raja ser cliché, el espacio del romanticismo lo vivo a concho. Me gusta decir lo que siento“, confesó también.
