La noche del viernes, parte de la familia de Daniel “Bombo” Fica sufrió una “encerrona” en el límite de las comunas de Macul y La Florida, en la Región Metropolitana.

Allí, su esposa, hija mayor, sobrina y una amiga, fueron interceptadas por tres vehículos, de los cuales descendieron tres sujetos, quienes las intimidaron con armas de fuego.

Las agredieron y posteriormente se llevaron el vehículo.

Una mujer identificada como Pamela Villarroel presenció el hecho y les prestó ayuda.

“Cuando manejaba de vuelta para mi casa por Departamental me tocó una luz roja y a lo lejos vi algo extraño, varios vehículos parados y personas alrededor. Pensé que podría ser una pelea, pero luego partieron todos los autos muy rápido. El semáforo cambió a verde y cuando me iba acercando noté que había unas mujeres levantando sus brazos como pidiendo ayuda“, relató la mujer a LUN.

Cuando vio lo afectadas que estaban las hizo subir a su vehículo: “Como estaban muy nerviosas y asustadas les dije que trataran de respirar profundamente, para ver si se calmaban, y que gracias a Dios estaban con vida. Después decidimos ir a una clínica”.

“La mujer que sangraba se sentó en el asiento del copiloto, le pasé toallitas húmedas para que se limpiara y no era capaz de hacerlo. Luego me pidió que le prestara mi teléfono para hacer una llamada, pero tampoco pudo marcar así que le dije que me devolviera el celular y me dictara el número”, añadió la conductora.

Llegaron a urgencias de la clínica y pese a que esperó 20 minutos para tener novedades de ella, no las obtuvo. Debía irse para recoger a su hija en la casa de su padre.

Por ello, espero hasta el sábado en la mañana, donde marcó el teléfono que le dictó la esposa de Bombo Fica, pero no tuvo respuesta.

“Dejé pasar un par de horas, llamé de nuevo y ahí me respondió un señor, supongo que era Bombo Fica. Es que recién en la tarde me enteré que era su señora a la que le habían robado el auto”, comentó al medio.

El comediante le pasó con su esposa, pues quería hablar con ella: “Se le escuchaba muy afectada. Decía un par de cosas y se ponía a llorar”.

“Me dio las gracias varias veces por haberme detenido a ayudarla y también me dijo que era su angelito”, cerró Villarroel.