Un complejo accidente sufrió la modelo Luciana Salazar, luego que se golpeara mientras ensayaba para el programa de baile de Marcelo Tinelli La Academia.
Utilizando sus redes sociales, la argentina publicó una foto donde se puede ver su cabeza ensangrentada tras el incidente.
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“Hoy fue un día complicado, pero por suerte la saqué barata, me podría haber matado. Literalmente”, expresó.
En conversación con Todo Noticias, ‘Luli’ detalló que “los de urgencia, que vinieron con la ambulancia, me dijeron que vaya a una guardia para que me den un punto”, dijo.
“Ellos me podían conseguir un cirujano a través de mi prepaga (seguro), pero yo prefiero que me vea mi médico de cabecera. Justo él llegó de vacaciones y está haciendo cuarentena. Me dijo que hasta que él no me vea no haga nada”, complementó.
Según indicó el citado medio, por el momento Luciana solo tiene una cinta adhesiva como protección, a la espera de que un especialista evalúe su condición. “En estos días, cuando salga de la cuarentena, voy a poder visitarlo. Como es en la cara, en la frente, casi llegando al cuero cabelludo, prefiero que lo haga alguien de mi confianza. En el caso de que haya que hacerlo”, manifestó.
“Hoy por hoy, tengo esa abertura, un raspón en la ceja derecha, y un hematoma arriba del ojo”, agregó.
“Entramos todos en shock”
Cabe señalar que el percance sucedió mientras ensayaba con el bailarín Jorgito Moliniers, momento en donde por “mala suerte”, sucedió el accidente. “Todos nos asustamos, espero mañana poder estar mejor”, declaró en La Previa de la Academia.
“No fue por una locura que quisiéramos hacer eso porque me salía todo. Estaba en un trapecio, haciendo una inversión para abajo yo sola, se le dio un poco más de impulsión al trapecio y como yo estaba boca abajo fue tan fuerte el envión que tomó el trapecio, no medimos y me estrolé (golpeé)”, aseguró.
Finalmente, la modelo trasandina explicó que “me di la cabeza contra la pared, fue terrible. Fue como que te tiren un ladrillo en medio de la cabeza, esa fue la sensación. Nunca entendí cómo bajé del trapecio, nadie lo entendió porque entramos todos en shock”.
“Empecé a gritar y a llorar porque estaba bañada en sangre y no sabía si me había fracturado el cráneo. Fue un dolor que nunca experimenté, más la sangre que no paraba de sangrar. Después los chicos vinieron y me pusieron agua oxigenada”, cerró.
