En 2006, cuando se estrenó la película El diablo se viste a la moda, Miranda Priestly causó sensación. Su representación de una mujer poderosa marcando pauta en un mundo dominado por los hombres conquistó a varios, a pesar de que los conflictos que le provocó a la protagonista, Andy.

A 15 años de este éxito, la revista Entertaiment Weekly realizó un especial en el que reunió a los miembros principales del elenco: Meryl Streep, Anne Hathaway, Emily Blunt, Adrian Grenier, Stanley Tucci y otros actores que debatieron sobre la historia de esta periodista.

En esa instancia, llegaron a una reveladora conclusión: Nate, la pareja de la protagonista, era el verdadero villano, pues en lugar de apoyar los avances que estaba logrando Andy, la criticó por obedecer a su jefa en todo y darle más importancia a su trabajo que a la relación amorosa.

“Nate no había crecido, pero Andy sí”, reconoció Grenier en la entrevista, añadiendo que pudo aceptar esto con el tiempo.

El diablo se viste a la moda
El diablo se viste a la moda

Falta de madurez

“Cuando todo eso salió por primera vez (lo de ser él el verdadero villano), no me cabía en la cabeza. Tal vez era porque no era un hombre maduro, al igual que Nate, al que probablemente le hubiera venido bien madurar un poco. Yo era tan inmaduro como él en ese momento, así que no podía ver sus defectos”, explicó el actor.

Además, comentó que después de reflexionar sobre todas las opiniones que leía en internet, pudo darse cuenta de la verdad. “(Andy) Necesitaba más de la vida, y lo estaba consiguiendo. Él no podía apoyarla como ella necesitaba porque era un chico frágil y herido“, indicó.

“En nombre de todos los Nates que hay ahí afuera: ¡Vamos! Aumenten el ritmo”, fue el llamado que hizo finalmente el intérprete de actuales 44 años.

Entertainment Weekly
Entertainment Weekly

Por último, la guionista de la película confesó que en el final original incluía una escena de reconciliación entre Andy y Nate, pero Anne Hathaway tuvo una idea diferente.

La actriz prefirió que su personaje y el de quien era su pareja romántica no se besaran en el desenlace, pues tenían “demasiada historia” y ya no estaban en ese punto de la relación, que se había “enfriado” por las constantes críticas de él y también la infidelidad de ella.

“Ella tenía razón. Renunciamos a esa intimidad por algo más familiar“, concluyó Adrian Grenier, recordando que igualmente tuvieron un final bastante amistoso.