El uso de la mascarilla en época de pandemia se convirtió en un elemento fundamental para los distintos quehaceres, especialmente si de trámites y compras hablamos.

La pérdida o rompimiento del tapabocas puede causar más de un contratiempo, y así lo experimentó José Antonio Neme, quien relató una anécdota en Mucho Gusto.

Todo comenzó cuando en el panel se comentaba la historia de María Cristina Vásquez, madre de un bebé de tres meses que en un supermercado en Ñuñoa le prohibieron el ingreso, ya que no se permitía la entrada a niños.

En ese contexto el exrostro de La Red, analizó los criterios que se aplican en distintos locales. Es ahí donde recordó un incómodo momento cuando salió de compras.

“No tenía nada en  mi casa, había pura comida pellet para perro. Llego a la fila del supermercado, y de repente quedé desnudo”, señaló.

¿Cómo?”, exclamó Diana Bolocco, mientras José Antonio aclaró que “es que ahora sin mascarilla uno se siente ‘en pelota. Se me cortó el elástico”.

Pese a que el nuevo animador de Mucho Gusto intentó arreglar el tapabocas, sus esfuerzos fueron en vano, obligándolo a ocupar su ingenio para superar este inconveniente.

“Sucede la situación más compleja, porque entro al auto, abro la guantera y había de todo excepto mascarillas”, declaró el periodista.

Sin encontrar alguna polera o toalla que podía ser utilizada como elemento protector provisorio, Neme vio una inesperada solución: el chaleco reflectante.

“Ya quedaban 40 minutos de permiso. Dije, okey, voy a hacerlo. Lo doblé bien y me lo puse, me parecía a la Pamela Jiles entrando a la Cámara”, complementó entre las risas del panel.

Tras hacer la fila, el conductor afirmó que “parecía Minion”, pero para su fortuna el guardia del establecimiento le permitió entrar.

Finalmente, para cerrar su historia, Neme detalló que “cuando salgo del momento bochornoso, dejo las cosas en el auto, me siento y meto la mano para sacar unas monedas para darle al caballero que cuida, y adivina que tenía”.

Ahí estaba la mascarilla”, concluyó, mientras Diana Bolocco le aconsejó que “hombre precavido vale por dos”.