Una de las desventajas de la pandemia es que, con el encierro y el temor al contagio, descuidamos otras áreas de la salud, evitando los controles de rutina. Daniela Kirberg, por ejemplo, reveló que no iba al dentista desde hace más de un año, pero tuvo que acudir de urgencia tras aguantar semanas con un intenso dolor de mandíbula y oídos.

“Desde 13 de febrero ya no pude comer ciertas preparaciones como, por ejemplo, sushi. Además de no poder abrir bien la boca para lavarme los dientes”, comentó la comunicadora a Las Últimas Noticias.

A través de su cuenta de Instagram, confesó que le ordenaron hacerse un scanner y posteriormente diagnosticó una osteoartritis de la articulación temporomandibular.

La estructura ósea de mi mandíbula está deteriorada y me genera mucho dolor. Se debe a la acción inconsciente de apretar la mandíbula por tensión. Lo haces cuando manejas, trabajas o en cualquier momento. Ahora que sé lo que me pasa, cada vez que estoy apretando, paro”, reconoció la exconductora de Cosas de Mujeres.

Estrés y problemas de sueño

La especialista que está tratando a la expareja de Julián Elfenbein conversó también con LUN, asegurando que “los trastornos temporomandibulares son un conjunto heterogéneo de patologías que afectan tanto a los músculos como a las articulaciones y los tejidos que envuelven el movimiento de la mandíbula“.

Según Susana Alvo, “es la principal causa de dolor del territorio maxilofacial de origen no dentario, y tiene una sintomatología muy variable como el dolor muscular o articular, sonidos en la articulación, problemas en los movimientos de la mandíbula, tensión, restricción de apertura y dolor de oído, cabeza y cuello”.

Su origen tiene relación con una inflamación crónica, y produce que el hueso y el cartílago de la mandíbula se vayan perdiendo. Lo peor de todo es que uno de sus factores determinantes son el estrés y los problemas de sueño, algo muy frecuente en medio de la pandemia.

En ese sentido, Kirberg aseguró: “Duermo bien y además, con la típica placa para el bruxismo. De hecho, amanezco sin dolor, pero avanza el día y llega el estrés y, al mismo tiempo, comienza el dolor“.

“Para bajar el estrés planeo volver al deporte, porque hace un mes que no hago nada, además de seguir con mi terapia”, añadió.

Cambio en la dieta

“Me dolía tanto que si comía sushi o una hamburguesa no podía abrir bien la boca (para darle el mordisco). Empecé a perder la movilidad y el dolor se irradia a otros lugares, entonces me molestaban mucho los oídos. Incluso pensé que podía tener COVID de lo mal que me sentía”, reconoció la periodista y empresaria de moda.

Susana Alvo señaló que, si el paciente se ve realmente complicado, es necesario un tratamiento integral, con apoyo de un sicólogo o tal vez de un neurólogo “para quienes tienen problemas de sueño, y también se puede trabajar con un kinesiólogo“.

Además de eso, la especialista recomendó bajar la consistencia de los alimentos y hacer una dieta líquida, complementada con el uso de aparatos planos y antiinflamatorios.

“También se pueden hacer intervenciones como el lavado de la articulación, y se puede infiltrar corticoides en la zona o inyectar ácido hialurónico dentro de la articulación, porque tiene muchos beneficios”, agregó.

Daniela Kirberg tuvo que implementar otro cambio importante: dejar las reuniones de Zoom. “Usualmente gesticulamos mucho más ,y hasta gritamos, así que estoy bajándole a eso”, reconoció en la entrevista.

El descanso de la mandíbula es muy importante porque debemos desinflamar lo más rápido posible. Por ejemplo, si alguien tiene inflamada una rodilla, lo más probable es que le den reposo”, concluyó la cirujano dentista.