Hace pocos días Solange Lackington estrenó Libertad 1209, un potente monólogo virtual en Matucana 100, inspirado en el bullado caso de la educadora María Eugenia Darrigrande, quien en 2007 abusó sexualmente de un estudiante de 12 años.

Y si bien el teatro ha sido un escape al confinamiento que generó la pandemia, no ha sido el único. “He tenido la suerte de reinventarme desde hartos lugares”, reconoció la actriz hace algunos días a nuestro medio.

Y es que la intérprete de icónicos personajes en teleseries como Brujas o Papá a la deriva, encontró otra forma de pasar el tiempo ayudando a otros con sus talleres online ‘La libertad de crear en la no libertad’, que buscan fortalecer el autoestima y estimular habilidades sociales. 

Surgió como una necesidad de querer reinventarme, de tener algún ingreso también producto de mi trabajo y ayudar. Empecé con talleres para adolescentes, porque sabía que había una necesidad de entender el sistema de la virtualidad, del pudor que se siente frente a la cámara, a verse a sí mismo, a escucharse”, explicó Lackington a Página 7.

“Muchos de los comentarios de docentes y apoderados, es que los niños no prenden las cámaras, no se conectan. Y si bien es cierto no es una exigencia ministerial, había una necesidad de empezar a amigarse con esta forma de relacionarse; era una necesidad que había que compensar“, cuenta Solange, quien ya había realizado clases anteriormente, pero por un breve lapso.

Los talleres

De acuerdo a lo que afirma la artista, los talleres apuntan a poder desenvolver nuestra libertad interior, dentro del contexto de restricción de libertad física, producto de la pandemia de COVID-19.

No tenemos libertad física, pero sí libertad individual, personal, interior, que es única, intransferible y tenemos que hacernos cargo de ella, porque estamos constantemente creando sin tener conciencia, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos”, sostiene.

Asimismo, asevera que las clases buscan “sublimar las emociones, dudas, miedos o logros que estamos atravesando en actos creativos que tengan que ver con lo artístico”, añade, indicando que esto puede llevarse a cabo mediante la improvisación, la escritura, la pintura, la danza, el teatro o la fotografía, entre otras expresiones.

“La idea es descubrir habilidades nuevas, aprender a empatizar con el otro… la contención emocional, un lugar donde se sientan libres de desarrollar creativamente, trabajando las emociones con ciertas directrices que les voy dando clase a clase“, cuenta Solange, que tiene desde niños hasta adultos entre sus alumnos.

Por último, agrega que creó talleres específicos para docentes, educadores y técnicos parvularios y también lo que ella denominó como un ‘preuniversitario de actuación’. “Es para orientar a los jóvenes que están decididos a entrar a la carrera”, sentenció.