De lunes a viernes, desde las nueve de la mañana a las nueve de la noche, el periodista Max Collao está afuera de su casa realizando su trabajo. Y para protegerse del COVID-19, utiliza una mascarilla y dos botellas atomizadoras: una con alcohol gel y otra con amonio cuaternario.

“Antes de sentarme en el auto, le echo eso al asiento, al volante, a la palanca de cambio y al freno de mano. Una vez que llego al trabajo, el saludo es general para respetar la distancia física”, contó a LUN el reportero de Aquí Somos Todos.

Es que más que estar realizando su trabajo en las calles de Santiago, Collao pertenece al grupo de riesgo debido a que sufre una patología crónica: es hipertenso, por lo que debe “exagerar” los cuidados.

He extremado medidas al 300% para no contagiarme. Salgo a las nueves de la mañana y vuelvo a mi casa a las nueve de la noche, pero lejos, lo más cansado, es la rutina para prevenir el contagio“, aseguró.

Y al momento de hacer los despachos, la rutina es parecida pero incluye un overol desechable para evitar los contagios entre los entrevistados y su equipo de trabajo.

La gente es cariñosa, pero ahora el mejor gesto de cariño es distanciarse, es un gesto de solidaridad“, agregó.

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Cuando llega a casa

Además, indicó que nunca se ha realizado el examen de PCR porque no ha tenido síntomas de coronavirus: “No porque trabaje en la tele le voy a quitar la posibilidad a alguien que lo necesita. No voy a negar que tengo miedo, soy una persona de riesgo, pero tengo la convicción de que no me voy a enfermar“.

Y cuando dan las nueve de la noche y ya está en casa, saluda a su mujer a la distancia, porque “antes de entrar me echo amonio cuaternario y alcohol hasta por los ojos. Tengo un tacho para dejar la ropa y corro sin ropa a la ducha”.

Cuando salgo de la lucha recién puedo darle un beso a mi mujer, abrazarla y comer algo rico“, finalizó Max Collao.