Rocío Marengo conversó de varios temas con la modelo y periodista Nataly Chilet en su programa Al otro lado, transmitido a través de su cuenta de Instagram.

En el espacio, la argentina habló de su paso por MasterChef Celebrity, señalando que llegó sin saber nada de cocina, sobre todo de las preparaciones saladas, pero que siempre quiso aprender.

“Siempre mi sueño fue cocinar y dedicarle tiempo, algo que era mi gran pasión. Y la verdad que por el trabajo, te aleja de la vida normal… A mí al menos me alejó muchísimo de la cocina y de tener tiempo”, comentó.

Gracias al estudio que debían seguir los participantes, la rubia de 40 años mejoró bastante a lo largo del programa, y eso se notó. “¿Freír una cebolla? No tenía idea qué era. No era a propósito. Bruta total. No sabía nada. Y bueno, se aprende, la verdad es que se aprende“.

Claro que no todo fue trabajo y estudio en Colombia, pues también hubo momentos para el relajo con sus compañeros. De hecho, en una de esas salidas, la argentina confesó un bochornoso momento que vivió: se quedó dormida en pleno ‘carrete’.

“Las jornadas de grabaciones eran eternas. Lo que ahora ven, un programa, un capítulo, en realidad son horas y horas de grabación. Nos pasaban a buscar a las 7:30 de la mañana y volvíamos al hotel tipo 20.00 horas, muertos”, destacó.

Fue en una de esas extenuantes jornadas que el grupo decidió salir igual, y ella se encontraba tan cansada que se durmió. “Ellos carreteaban y yo estaba así, media dormida, me dormía y los chicos avergonzados, porque la gente no sabía si estaba borracha o que me pasaba. Estaba muerta”, recordó alegremente.

Eso sí, advirtió que no era de aburrida, pues el “el grupo era divertido”, sino que simplemente estaba cansada y tampoco quería molestarlos en su festejo. “Si el grupo quería quedarse, yo me ponía a un costadito. Aparte era genial, porque nadie me conocía. Estaba súper relajada. No me importaba nada. Si estaba cansada, estaba cansada, pero fue una vez”, agregó.

Claro que debido a la estricta rutina, debían salir más temprano, algo habitual en Bogotá. “Salíamos a las 21 y a las 2 ya estábamos en el hotel”, finalizó.