Una nueva y emocionante experiencia vivieron dos participantes del Gran Rojo, Camila Vásquez y Matías Falcón, quienes tuvieron que ser gitanos por un día.

La aventura no estuvo exenta de conflictos entre la familia y los bailarines, quienes aprendieron de su cultura y costumbres. Todo comenzó cuando la madre de familia los recibió en su casa y se mostró disgustada porque los jóvenes no estaban vestidos como gitanos, lo cual catalogó como una falta.

Por esto, la mujer ordenó a sus hijos que los vistieran acorde a la situación. Así fue como Camila vistió un largo vestido y ajustado en la cintura, pues así los usan para lograr la ‘cintura de avispa’.

Cocinar, limpiar el piso y lavar la loza, fueron algunas de las actividades que se les encomendó realizar y es que tenían que vivir la experiencia lo más real posible.

Cuidar la familia y la comunidad fueron las principales enseñanzas que les dejaron a los bailarines. Con gran dureza y transparencia, la gitana les contó que que los gitanos no se podían enamorar ni menos casar con chilenos.

Este Rojo Vivencial generó varios comentarios en redes sociales, en las cuales catalogaron la cultura gitana como muy ‘estricta’, pero lo que más llamó la atención de los usuarios fue lo que ocurrió después de la transmisión del espacio.

Una vez terminado el reportaje, se presentó un musical gitano donde participo la familia que acogió a los bailarines, el cual fue cortado por la producción por pasarse del horario. Algunos usuarios catalogaron esto como una falta de respeto a la comunidad gitana, por no dejarlos terminar su presentación.

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