El Especialista fue una película de acción estrenada en 1994 protagonizada por Sylvester Stallone y Sharon Stone, y que si bien fue un éxito de taquilla, recaudando cerca de cuatro veces el total de su presupuesto, no gozó de la misma popularidad entre los críticos.

Una de las razones por la que los expertos en el séptimo arte cuestionaron la película, fue principalmente por la nula química que había entre sus protagonistas. Es por eso que una de las escenas más polémicas de la cinta fue una de corte sexual que, hoy por hoy, es considerada como una de las escenas menos sensuales de todos los tiempos.

Y es que tiene todo el sentido del mundo si consideramos que sus protagonistas, principalmente Stone, había tomado varias copas de vodka, ofrecidos por Stallone, con tal de que se le quitara la timidez y accediera a hacer esa escena subida de tono, pues en un comienzo no estaba de acuerdo.

En el filme dirigido por Luis Llosa, se aprecia una larga escena de carácter sexual que no transmite nada más que una apreciación de dos cuerpos tonificados. Algo curioso tomando en cuenta que Sharon ya era famosa por su rol en Bajos Instintos (1992) y por ser portada de la revista Playboy en julio de 1990.

Definitvamente la actriz era vista como un símbolo sexual en Hollywood, por lo que no era extraño que la consideraran para este tipo de películas como un gancho comrcial. “Sharon Stone es un gran activo. Mi personaje se sumerge tan profundamente en la mente del suyo que cuando por fin se conocen hay una explosión erótica. Sharon ya domina este tipo de películas, así que supongo que es la elección adecuada”, señaló en ese entonces Stallone, en una entrevista con el diario Sunday Mirror, según consignó BioBioChile. Agregó que este “thriller erótico” era un tipo de película que quería hacer hace mucho tiempo.

Aun así, Stone no estaba convencida de grabar la escena, pero nadie le tomó importancia a su deseo. De hecho, tanto productores como el mismo Stallones, aseguraron que recurrieron al alcohol para “relajar” la situación. “Al principio ella no quería hacer esa escena de sexo. Así que pensé que lo mejor sería emborracharla. Sharon se bebió un par de copas y dijo: ‘¡Vale, lo haré!”, señaló el actor.

Más de una década más tarde, en 2006, Stallone reflotó el tema y entregó detalles inéditos del momento en una entrevista con el portal A Ain’t It Cool. “Llegamos al rodaje y ella decide que no quiere quitarse la bata. El director le pidió a la mayoría de los operarios que saliesen de la habitación, pero ella seguía negándose a desnudarse. Si yo le había prometido que no me propasaría con ella, ¿cuál era el problema entonces? ‘Que estoy harta de desnudarme’, dijo ella. Yo le pedí que se hartase de desnudarse en la película de otro”, recordó Sylvester.

Como ella “no entraba en razón”, el actor de Rocky dijo que fue a su camarín, tomó una botella de vodka y tras media docena de tragos pudieron finalmente grabar la escena. Pero con lo que no contaba el director era que la incomodidad de Sharon y la poca empatía de Stallone traspasarían la pantalla, y quedaría en evidencia la falta de pasión y complicidad.

Un monumento al anticlímax. Son dos personas desconectadas la una de la otra, porque están demasiado centradas en sí mismas”, comentó Lisa Schwarzbaum, columnista de Entertainment Weekly.

Parece un vídeo de ejercicios: las estrellas ofrecen sus cuerpos a la cámara como si estuvieran en una competición de culturismo”, agregó Hal Hinson del Washington Post, mientras Quentin Curtis de The Independent indicaba que “la extraña forma en la que Stallone acaricia la cabeza de Stone, con el brazo estirado hacia atrás alborotando su pelo con la palma mientras mira hacia el frente distraído, es la forma en que un hombre acariciaría a su gato mientras piensa en otras cosas más importantes”.

Revisa la escena a continuación.

¿Se sintió alguna vez un ‘símbolo sexual’?

Pese a que todo el mundo la veía como un símbolo sexual, Sharon aseguró en una entrevista publicada este año en Vogue, que jamás se sintió una “bomba sexy”, y que solo vendió esa imagen por trabajo, ajustándose a los requerimientos de la industria de ese entonces.

“Los ejecutivos se sentaban alrededor de una mesa enorme, discutían sobre cuál de nosotras era follable y consideraban que yo no lo era. Yo quería trabajar, así que se me ocurrió la estrategia de posar semidesnuda para Playboy. ¿Encajaba en ese rol? Obviamente no. ¿Utilicé mi cerebro para parecer follable? Por supuesto. Estoy segura de que Marilyn Monroe no hablaba así en la vida real, pero aprendió el juego. Personalmente, jamás me sentí como un símbolo sexual”, indicó.