Sin duda la tragedia ocurrida el pasado sábado en el Sanatorio Alemán en Concepción, dejó a todos en shock debido a las historias que surgieron tras el episodio.

Una de ellas es la que vivió Mónica Molina, presidenta de la Fundación Alto Río, quien presenció el momento cuando muchas personas pidieron ayuda tras ser víctimas de la explosión.

Uno de ellos fue un pequeño de tan sólo 4 años y su madre, quienes salieron del recinto todos ensangrentados debido a la caída de vidrios y escombros.

Como relató la mujer a Publimetro, el niño venía en brazos de un carabinero, instante en que ella se les acercó para socorrerlos. “Los miré sorprendida y pregunté (al uniformado) si andaba con ellos, él dijo que no. Me involucré ‘yo me quedo con ellos’ y tomé al pequeño en mis brazos. ¿Estoy morido? preguntó en dos ocasiones el pequeño, lloraba”, declaró.

Y es que ver estas imágenes indignó a Molina, ya que según sus palabras, este accidente tuvo paupérrimas condiciones de control de emergencias. Y es que según narró, ella se acercó a uno de los médicos del Sanatorio Alemán, quien no sabía los pasos a seguir.

“Me pregunté por el protocolo de emergencia de la clínica; un médico que no estaba de turno ese día pero que andaba por ahí, parado atónito entre los heridos señalaba ‘estamos esperando instrucciones sobre el protocolo’ ¿ahora? ¿no debían conocerlo desde antes?”, declaró.

Para esta mujer el análisis es uno: “¿Será que pensamos que estas cosas le pasan a otros y no a nosotros? ¿Pensamos que la responsabilidad de denunciar o exigir el cambio de alguna normativa es de otros y no de nosotros como simples ciudadanos?”, explica Molina, la que se prometió desde el terremoto de 2010 sensibilizar a la población respecto a la prevención de accidentes de este tipo, que dejó cuatro fallecidos.