Tener un abundante sueldo es, para muchos, una de las metas por cumplir en sus vidas. Sin embargo, cuando este fin te impide tener tiempo de calidad con tu familia comienzan las dudas sobre si este es el camino correcto.

Esta temática ha sido abordada en diversas ocasiones tanto en el cine como en la pantalla chica. Sin embargo, recientemente, en Chile, una familia ha hecho noticia tras conocerse su particular vida “fuera del sistema”.

Se trata de la familia Holuigue González, residente de Cartagena, quienes revelaron en una entrevista con la revista Paula que hace más de tres años se bajaron del “tren del consumo” y eligieron vivir con menos, pero con una mejor calidad de vida.

“Salía a las 8 de la mañana a vender a Santiago y volvía a las 12 de la noche. Pasaba por un hipermercado a comprar unos juguetes a mis hijos, a los que solo veía por fotos”, relató la madre de la familia Jessica González (39), quien tiene 3 hijos junto a su esposo, Álvaro Holuigue (44).

De acuerdo a Jessica, cuando era empresaria junto a su marido el tiempo era escaso, y los regalos eran una forma de compensación para sus pequeños. Sin embargo, con el tiempo, cada vez que la veían le preguntaban “¿Qué me trajiste?”, por lo que comenzó a cuestionar su estilo de vida. “Sentí que había cambiado tiempo por plata”, confesó.

La crisis

Pero fue en 2007, durante una crisis económica, que dejaron el negocio y Holuigue comenzó a trabajar como contratista y a viajar a lo largo de Chile. No obstante, si bien recibía un buen sueldo con el que lograba mantener su anterior estilo de vida, no veía nunca a su familia.

En 2011 Jessica decidió llevarse los niños a Santiago y trabajar como vendedora de un mall mientras su esposo seguía con su labor de contratista, situación que causó una crisis familiar, la que explotó en enero de 2013, cuando González y sus tres hijos —María Ignacia (16), Álvaro (14) y Antonia (10)— se fueron a vivir por un año a Isla de Pascua.

Pero fue en el momento de su regreso al continente cuando Jessica y Álvaro se separaron. Sin embargo, igualmente se mantuvieron unidos para tomar decisiones importantes, como la educación de sus hijos, quienes volvieron a Cartagena junto a ella para ingresar a un colegio con educación alternativa. “Todo el mundo nos decía: ‘¡Cartagena!, ¿estás segura que quieres vivir ahí?”, comentó González.

Con su regreso, la madre debió encontrar un nuevo hogar para vivir junto a sus tres hijos y decidió comprar una casa antigua, la cual Álvaro comenzó a visitar con mucha frecuencia porque ayudaba con los arreglos. “Jessica me hizo ver de otra manera la vida. No todo era trabajar para tener. Me di cuenta de que estaba perdiéndolo todo: mi familia, mi mujer, mi gusto por vivir”, reveló Holuigue.

Tres meses después, Álvaro le confesó a Jessica que ya no quería ser contratista y quería salir del sistema, además de reconstruir su familia. “Le dije: ‘Ya no quiero ser más contratista, me quiero salir del sistema, no quiero seguir trabajando así, quiero hacer lo que me gusta’”, señaló Holuigue.

Su nueva vida

Actualmente, Jessica, Álvaro y sus tres hijos están felices y llevando una vida autosustentable y viviendo con $300 mil, asegurando que no necesitan más: Se compran ropa en la feria; se trasladan en bicicleta o a pie y no aceptan trabajos en los que tengan que tomar locomoción; cocinan siempre y no van a restoranes; cultivan la mayoría de lo que consumen; hacen su pan, tallarines y, si no tienen algo que necesitan, realizan trueques con productores locales; fabrican su propio desodorante, shampoo y pasta de dientes; y, el resto de las cosas que no pueden hacerlo ellos mismos, lo compran en el supermercado, como papel higiénico y aceite.

Hare Lawen | Facebook
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Finalmente, González y Holuigue —quienes hoy enseñan educación ambiental en la municipalidad—, le enviaron un especial mensaje a quien tenga la voluntad del cambio. “Queremos decirle a la gente que no es necesario irse a vivir al Cajón del Maipo para cambiar la forma de vida”.