Un hecho realmente espeluznante se vivió en la localidad de Jakasia, Rusia, luego de que se diera a conocer el caso de un abuelo de 47 años que había matado a su nieto de 11 meses de una brutal manera.

Viktoria Sagalakov, la madre del menor, le había pedido a su papá que cuidara a su hijo mientras ella estaba de viaje. Al regresar se enteró de la trágica noticia de que su pequeño estaba muerto.

Según consignó el portal argentino Crónica, en una búsqueda por luchar con las bajas temperaturas en Rusia, el abuelo ingirió grandes cantidades de vodka, por lo que quedó en estado de ebriedad.

En este contexto fue que el hombre identificado como Miyagashev, tomó a su nieto, Maxim, y lo metió en un horno prendido, por lo que falleció incinerado. Si bien aún está todo en investigación, se presume que hizo esto para combatir el frío.

Fue un vecino de la familia, Evgeniy Borgoyakov, quien contó que cuando Viktoria volvió a casa se percató de todo lo que había pasado: “Pudimos escuchar cuando metió al bebé en el horno de leña, pero eso fue todo”, aseguró.

La investigación del caso arrojó que la esposa de Miyagashev también estaría involucrada en la muerte del menor, por lo que no se descarta que ella y su marido puedan ser condenados a cadena perpetua. Cabe mencionar que a los vecinos les llamó profundamente la atención lo ocurrido, ya que la pareja había cuidado en varios ocasiones al bebé, y sin ningún tipo de problema.