Ni perdón ni olvido, dirán los hinchas más puristas. Y así ha sido, porque bucha que ha costado borrar del disco duro el tremendo error que protagonizó Roberto Rojas y compañía jugando por la selección en Brasil, en el recordado Maracanazo.

El cuento es requete conocido. El 3 de septiembre de 1989, “La Roja” jugaba en el imponente Estadio Maracaná contra los brazucas por las clasificatorias al mundial de Italia 90. Chile estaba urgido por un triunfo, que tenía que llegar de cualquier forma, incluso con pillería. La cosa era simple, el que ganaba sacaba pasajes para Europa, y el que perdía, chaolín bombín.

Más de 130 mil hinchas apoyando a Brasil dejó más tiritones que cajón de guatitas a los chilenos, que a los 49 minutos de partido, ya estaban abajo en el marcador, hasta que llegó el vergonzoso minuto 69, cuando una bengala cayó cerquita del Cóndor Rojas, y que le “produjo” un corte en toda la ceja. El ketchup empezó a saltar, y Chile alegaba con furia la agresión al arquero.

De ser cierto el entuerto, lo más probable es que los tres puntos se fueran a favor de Chile, porque los brasileños -supuestamente- se habían pasado para la punta con su bengala, cosa que de buenas a primeras así parecía ser. Los indignados jugadores de La Roja abandonaron la cancha alegando justicia. El tema es que la bengala no pasó ni cerca del Cóndor, por lo que varios quedaron cachudos.

En resumen, ya con la soga al cuello, Roberto Rojas, que en ese momento era de los mejores tapa pelotas del mundo, no tuvo más opción que confesar el montaje de película casera, y soltó la legal afirmando que él mismo se había cortado el caracho con una hoja de afeitar que llevaba escondida en su guante. La gracia le costó cara. La señora FIFA lo castigó de por vida sin poder volver a jugar a la pelota.

La selección en su conjunto tampoco se las llevó “pelás”, y fue castigada con la imposibilidad de participar en el proceso clasificatorio al mundial de estados juntos 1994. Recién en Francia 98 pudimos volver a gritar “ceacheí” en una cita planetaria gracias a Salas, Zamorano y compañía.

Algunos de los otros que cachaban el mote del plan del Cóndor y que también recibieron sanciones, fueron el León Astengo, que fue castigado con tres años de inactividad y el DT de ese momento, Orlando Aravena, que tuvo que olvidarse de entrenar a una selección por el resto de sus días.

Por desgracia, hasta hoy le ha pesado el condoro a Rojas, de 57 años, que ha tenido que collerearle a la vida en el último tiempo, con una hepatitis C que lo ha tenido a medio morir saltando, y a la espera de un trasplante de hígado. “No hay nada que conmemorar. Cómo voy a conmemorar un error de 25 años atrás. Hace mucho que no vivo del pasado. No tengo nada que recordar. No es una fecha agradable. Fue lamentable”, balbuceó el ex arquero a La Tercera.

Finalmente, y para digerir el trago amargo, la postal divertida de este desafortunado hito de nuestra historia deportiva, lo entregó Patricio Nazario Yáñez, que tras el incidente le demostró todo su cariño a los brasileños con un lindo gesto, bautizado hasta nuestro días como el “Pato Yáñez”.

El video del momento más amargo de nuestro fútbol: