La robot sexual Roxxxy se volvió famosa tras su presentación en 2010 como la primicia mundial en la exposición de productos para adultos del salón AVN de Las Vegas, Nevada (Estados Unidos).

Este año fue el turno de Samantha, una robot del mismo “modelo” que se presentó en la feria tecnológica de Ars Electrónica de Linz, en Austria. Aunque su suerte no fue la misma de su antecesora, y no precisamente por no llamar la atención del público.

El entusiasmo de los asistentes se volvió desmesurado, tanto así que la muñeca resultó destruida frente a las “caricias” poco sutiles que el público le realizó.

Tan dañado terminó el producto que, una vez finalizado el evento, debió regresar al taller para que se le repararan muchas partes de su mecanismo. La experiencia fue considerada como “traumática” por su creador, Sergi Santos, quien confirmó que Samantha resultó con severos daños.

Según consignó el sitio inglés Daily Mail, la muñeca quedó prácticamente “inservible” luego que muchos asistentes se sentaran sobre sus piernas. Aquello no fue lo único que atentó contra el robot sexual, ya que fue duramente manoseada en sus muslos, mientras que otros la penetraron con sus dedos.

La gente puede ser mala. Al no entender la tecnología y al no tener que pagar por usarla, trataron a la muñeca como bárbaros”, reclamó su creador.

Pese al mal momento, la experiencia con la muñeca en el festival demostró que existe un gran interés hacia este tipo de productos. Los más interesados son diversos clubes de strippers que analizan la opción de incluirla en sus servicios.

El costo de la muñeca es un factor importante a considerar si se desea invertir en ella, pues alcanza los 4 mil dólares, es decir unos 2 millones 600 mil pesos chilenos. Valor que no detiene el negocio de Santos, quien afirma haber vendido ya 15 unidades, según consignó BioBioChile.