Una difícil situación se evidenció el pasado jueves tras el asesinato de un hombre en el estacionamiento subterráneo del denominado “Edificio maldito”, ubicado en Huérfanos 1400. Allí, quedó al descubierto que propietarios arrendaban las bodegas a personas de escasos recursos.

Fue en ese contexto que durante esta mañana, el matinal Mucho Gusto entrevistó a Kenny Pérez, una mujer venezolana que vive junto a su pareja en una de las bodegas.

Según comentó, la persona le arrienda el espacio a 30 mil pesos, sin contar con baños ni las mínimas condiciones para vivir.

“Estaba durmiendo en la calle y eso me llenó de mucho miedo, mucho susto. Fue una experiencia horrible y alquilamos esta bodega, quedamos de acuerdo con el dueño de que todo iba a quedar bajo perfil, tratábamos de que no nos descubrieran porque no queríamos volver a la calle”, señaló la mujer.

De hecho, comentó que “en el subterráneo aprendimos a conocer la verdadera cara del 1400, pero no hablábamos porque teníamos miedo que hubiera represalias por los ladrones, los vendedores de droga, y con los delincuentes que viven aquí, que están muy bien camuflados”.

“Soy emigrante, buscarme problemas con un ladrón es lo peor que me podría pasar, porque en el subterráneo no hay cámaras. Si me mataban y me dejaban ahí, y decían que era algo fortuito”, explicó la entrevistada, dejando sorprendido al panel.

Crudo relato de Kenny

Fue el periodista Roberto Saa quien dijo estar “anonadado con esto. Son cosas que te explotan en la cara”, y le preguntó cómo lo hacían con las necesidades básicas.

“En los centros comerciales o al Parque de la Familia, nos bañábamos en los chorritos que son para los niños. Uno iba bajo perfil, se bañaba, se vestía y después se iba de lo más tranquilito. Igual en el cerro San Cristóbal… No queríamos que nos descubrieran porque no quería volver a la situación de vivir en la calle”, expresó.

Panel de Mucho Gusto quedó impacto con crudo relato de mujer que vivía en bodega
Captura

Sin embargo, Kenny reveló que vivió una “parte muy dolorosa y humillante, que fue cuando nos enfermamos en enero de 2021 (de COVID) y tuvimos que pasar todo enero en la bodega para no contagiar a nadie. Tuvimos que aprender a hacer (las necesidades biológicas) ahí, lo consideramos nuestro baño, usábamos potes plásticos bien tapados y los botábamos de manera camuflada en el contenedor de la basura para que no nos descubrieran”.

Finalmente, fue José Antonio Neme quien tomo la palabra, señalando tajante que “a mí estas cosas no me sorprenden. Esto no es un caso fortuito, sino que tiene que ver con un contexto, y que no lo queramos ver, es una cosa… Este es el resultado de una degradación del urbanismo, de la civilidad, el descontrol, el crimen organizado, de la falta de Justicia y de la falta de Estado, por eso una mujer termina viviendo como esclava en una bodega”.