La madre de Tamara Moya, Camila, entregó un desgarrador testimonio en Mucho Gusto, a un año de la muerte de su hija de cinco años.

La mujer estuvo de invitada en el matinal para hablar de cómo han sido estos meses sin su pequeña, y la lucha que ha tenido por impulsar la ley Tamara.

Esta iniciativa busca modificar el Código Penal para agregar al listado de circunstancias agravantes el cometer el delito contra una víctima menor de 18 años, un adulto mayor o una persona con discapacidad

Apenas Camila apareció en el estudio, Karla Constant manifestó que estaba afectada por hablar de este tema tan delicado.

“Este estudio está en un silencio absoluto, estamos súper emocionados”, partió diciendo la animadora.

Luego de esto, la madre de Tamara comenzó a entregar un potente relato: “Si bien al comienzo, desde que fallece Tamara, pierdo la voz, pierdo las ganas de vivir, pierdo todo, la perdí a ella, te encuentras con la parte más oscura de ti mismo”.

“Yo decía ‘si un día pierdo a mi hija, yo me muero con ella’ y de verdad que te mueres, mueres interiormente, te mueres físicamente, yo tenía un dolor corporal”, agregó.

Según manifestó la invitada al matinal de Mega, por primera vez sintió odio al saber que un grupo de delincuentes había terminado con la vida de su hija.

En ese sentido, Camila recordó que tras la muerte de la niña, vivió un bloqueo que mantiene hasta hoy.

“No recuerdo el funeral de mi hija, ni el velorio, yo recuerdo hasta el momento que muestran esa nota donde nos entregan la noticia de que Tamara muere y mi cerebro se desconectó por completo”, recordó.

Difícil tratamiento sicológico y siquiátrico tras la muerte de Tamara Moya

Pero además de hablar del momento en que falleció la pequeña, Camila recordó los meses posteriores, donde incluso pensó en quitarse la vida.

Cuando se lo manifestó a su esposo, fue que decidió comenzar un tratamiento: “Las veces que he dejado la medicación caigo en un abismo, lo dejé por tres días hace poco, y era una angustia donde sentía que me faltaba la respiración”.

Sin embargo, lo que más tira al suelo a esta mujer es el hecho de estar constantemente reflexionando en que no podrá ver a su hija.

“Nunca más voy a poder peinarla, acurrucarla, cantarle, jugar, nosotras éramos súper amigas”, sentenció entre lágrimas.