Gran notoriedad alcanzó en 2014 la adquisición de patrullas Dodge para Carabineros. Los vehículos destacaban por su diseño, velocidad y también por ser de alta gama.

Sin embargo, su continuidad no duró en el tiempo. De hecho, la última licitación fue realizada en 2017, consignó la investigación de BiobioChile.

Pero… ¿Qué motivó que no continuaran las compras para adquirir los autos? Según señalaron desde Carabineros al medio, “con relación a la no renovación del contrato, se debió al alto costo del vehículo y de sus componentes (repuestos), sumado a los de mantención y reparación”.

A esto se añade que se redujo el parque automotor de carabineros en casi un 20%, al igual que el número de patrullas.

Asimismo, informaron que el costo de los vehículos Dodge Charger, comprados en 2013, ascendió aproximadamente unos $22.461.700 o más de 22 millones pesos chilenos, en el valor del dólar en ese entonces.

Si bien comenzaron a llegar los autos Dodge, también empezó a decrecer el número total de vehículos con el que contaba la institución.

Informaron que el número de radiopatrullas también disminuyó en los últimos 10 años. De tener 1779 unidades en 2011, pasó a tener 1.329 en 2019, una disminución del 25% en ocho años.

La razón de no volver a licitar patrullas Dodge

Una fuente dentro del Ministerio de Interior reveló al medio que en 2018 se decidió no licitar más, “puesto que su valor implicaba adquirir un menor número de vehículos con el presupuesto existente”.

Asimismo, la llegada de los vehículos de alta gama provocó que se tuviera que capacitar a los funcionarios.

Cristian Cornejo, expiloto de Fórmula 3, y quien hizo clases en el autódromo de Las Vizcachas a un grupo de carabineros, comentó al medio que “hicimos varios ejercicios: pruebas de frenado, cambio de carril y drift (derrape)”.

De hecho, indicó que tras las pruebas que realizó a los autos adaptados por Carabineros para funcionar como patrulla, los percibió “demasiado pesado y poco ágiles para hacer maniobras. Por lo menos en el autódromo. Y si en el autódromo no es ágil, en la calle, imagínate”.

Agregó que “el auto estaba adaptado (…)En el frontal del auto también usaban algo muy parecido a lo que usa la policía americana, un frontal de acero. Eso le agrega peso al peso bruto original del auto. Y obviamente en la pista se notaba. El auto reaccionaba de forma poco ágil, saliendo desde 0 (km/h). También le costaba frenar harto al auto en el autódromo. Todo ese peso, al frenar, se va hacia adelante”.

Finalmente, Cornejo fue consultado por cómo manejaban sus alumnos, indicando que “no estaban muy bien preparados. Bueno, estábamos dentro de una pista de carreras, que no es lo mismo que estar en la calle. Obviamente, tenían poco conocimiento de lo que ellos estaban manejando en ese momento”.